Afirma Antonio Gómez Rufo, en su libro "MADRID, La Novela", que: «los madrileños son pacientes y poco dados a la algarada, salvo cuando le atañen asuntos que, en realidad, importan».
Continúa el autor… «A lo largo de la historia no fueron muchas las ocasiones que levantaron la voz, e incluso menos las que se alzaron en armas, y casi siempre en defensa de su orgullo, de su libertad. Por eso, el madrileño es un pueblo a temer, por mucho que repetidas veces haya dado muestras de una paciencia suma, de un conformismo que a veces se confundió con la falta de sangre en las venas, de una sensatez que podía contemplarse como asentimiento, de una manera de ser supuestamente apática, indiferente. Nunca fue así. Por mucho que en la lejanía pidiera aparentarlo».
[…]. «Para los madrileños, tanto importaba que fueran extranjeros o compatriotas quienes intentaban hacer de su poder, abuso. Tanto daba que fueran ministros foráneos, reyes españoles, o tropas de afuera. Esquilache conoció su ira; Napoleón también. Hasta reyes que decretaron la expulsión de los moriscos, judíos, gitanos y otros pueblos tuvieron a los madrileños enfrente. Una lección que llegó hasta la Guerra Civil española de 1936 y un espíritu que nunca murió en quienes habitaron la Villa».
[…]
Leyendo estos párrafos, no he podido evitar extrapolarlos a la situación en la que actualmente se encuentra España Un país que, les pese a quienes les pese, (porque la historia está ahí y por mucho que intenten tergiversarla es la que es, sin ambage ni ambigüedad), es un puzle multicultural, social y de sentimientos; que cada uno desde su ámbito de responsabilidad y conciencia debe defender con la única arma que hasta el momento se ha mostrado invencible, la PALABRA. Sin embargo todo se está yendo al garete. Quienes se atribuyen el estar en poder de la verdad absoluta, los no dialogantes, los que continuamente hacen del insulto su único argumento y que cada día son más beligerantes, están sembrando el odio y la crispación, con el único objeto de tensar la convivencia democrática, y hacer que esta se rompa por el eslabón más débil, como siempre, y puede llegar el momento en que, ojalá nunca suceda, la situación creada sea irreversible.
Por ello sin tibieza y sin ningún tipo de equidistancia tenemos que pronunciarnos contra quienes continuamente están dinamitando nuestra convivencia. Basta de ya de bulos y falsas noticas. Basta de crispación, los españoles, cada cual con el sentimiento que abrigue, queremos simplemente una cosa, vivir en paz, sin sobresaltos y muchísimo menos con miedo. Quienes de forma torticera, e infame manipulan a las masas de sus propios partidos político antidemocráticos, sólo se quieren a ellos mismos. No seamos incautos, no nos dejemos engañar, porque si alguien es engañado una vez, la culpa es del que engaña, pero si nos engañan dos dos veces, la culpa es nuestra, que no se nos olvide. La realidad es muy tozuda y termina por imponerse y ésta, nos guste o no, viene dada por los logros sociales que se están llevando a cabo, con sus errores y aciertos; pensemos lo que les costó a quienes nos precedieron las más mínimas conquistas sociales de las que hoy, todos nos beneficiamos. Sufrieron lo que no está en los escritos (decía mi abuelo), y eso jamás deberíamos olvidarlo. Quienes luchen en el bando contrario, (en el de sembrar discordia, promover los insultos y descalificaciones, los que descaradamente mienten, los que crean bulos y sobre todos los que exaltan las doctrinas totalitaristas), lo hacen a contracorriente y nunca llegarán a buen puerto porque no llevan el viento favorable, su rumbo está equivocado y así es peligroso navegar. Porque nuestro destino debe se vanguardia de la libertad y diversidad. No lo olvidemos.
Yo, me pronuncio desde aquí, sin tibieza, sin miedo y sin medias tintas, para que luchemos -pacíficamente y con la única arma de la palabra- todos a favor de una sociedad más justa, redistributiva, tolerante y solidaria. Abandonemos la crispación y la violencia, ya sea verbal o de cualquier otra índole y demostrémosle a los totalitarios y violentos que en esta sociedad jamás tendrán cabida, porque se han quedado sin argumentos e intentan defender sus ideas totalitarias de la única manera que saben, sembrando el rencor y ejerciendo la violencia y descalificación personal. Solo me queda pedirle a los partido progresistas que por una vez se comporten como aglutinantes y no como disolventes. Es lo mínimo que merecemos No volvamos a aquello de «Ganaréis porque tenéis las armas, pero no convenceréis porque no lleváis la razón -Unamuno-».
En algún momento deberíamos tomar conciencia de que el pasado puede volver y jodernos vivo.¿?
Hasta luego y suerte.
Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate)
Comentarios
Única arma que hasta el momento se ha mostrado invencible, la PALABRA.
Basta de crispación, los españoles, cada cual con el sentimiento que abrigue, queremos simplemente una cosa, vivir en paz, sin sobresaltos y muchísimo menos con miedo.
No volvamos a aquello de «Ganaréis porque tenéis las armas, pero no convenceréis porque no lleváis la razón -Unamuno-».
No existe libertad cuando nos sometemos voluntariamente al caudillaje de alguien o algo. Tampoco dejamos de ser libres por que nos encierren en una cárcel si mantenemos nuestras ideas y las defendemos sin miedo. Nada está perdido siempre que conservemos la dignidad.
Saludos para el bello pueblo y las nobles gentes de Barbate.