Todo empezó quizá el 21 de julio de 1936, la cruenta e ilegal rebelión militar ya había estallado y era urgente trasladar a tropas con experiencia de combate, de África a la península. Al comandante de artillería Arsenio Martínez Campos, en ese tiempo presidente del Consorcio Nacional Almadrabero, se le ocurrió la idea de poner a disposición de los militares sublevados, la flotilla de faluchos de sus almadrabas (para formar parte del llamado Convoy de la Victoria, convoy que transportaría a gran parte de las tropas sublevadas del general Franco de África a Tarifa a través del Estrecho de Gibraltar). Así se lo expuso y convenció al general Varela en Cádiz. Quién no lo debió ver muy claro y encomendó el asunto a la falange gaditana.
Martínez Campos al mando de la operación, partió de Gallineras a bordo del “Ntra. Sra. Del Pilar” y Manuel Mora Figueroa con falangistas secuestraron en Sancti Petri a punta de pistola a la tripulación del “Pitucas”. Ambos faluchos zarparon, engañando y amedrentando a las tripulaciones, hacia Ceuta donde llegaron de madrugada. Bien porque los confundieron o porque no habían avisado desde Cádiz, fueron recibidos con fuego cruzado de ocho ametralladoras que dejaron varios muertos y heridos sobre la cubierta, entre ellos muy mal herido Martínez Campos.
Los pesqueros también sufrieron importantes daños. Mora Figueroa toma el mando de la operación y convence a Franco de su viabilidad. Los pesqueros fueron reparados por personal militar. Los tres pescadores supervivientes, regresaron como pudieron y sufriendo penalidades vía Tánger.
Dos días más tarde, embarcaron tropas de la legión que cruzaron el estrecho y llegaron a Tarifa. Estas tropas fueron fundamentales y decisivas en los primeros combates de la guerra civil.
Pero el asunto no quedó ahí, los republicanos quisieron vengarse y planearon destruir las instalaciones del Consorcio en Barbate y Sancti Petri.
Así que en la mañana del día 26 de agosto se situó el destructor Churruca frente a Barbate y comenzó a disparar con sus cañones a la fábrica del Consorcio.
La población avisada de antemano y muy asustada, comenzó a huir hacia los campos y pinares casi con lo puesto, permaneciendo allí varios días, temiendo que el ataque fuera mayor de lo que en realidad fue.
El destructor “Churruca”, la verdad es que tuvo mucho cuidado, algunos dirían que mala puntería, sin embargo, fuentes históricas consultadas aseguran que las órdenes del Churruca era la de realizar un ataque selectivo, bombardear sólo la zona industrial de Barbate, y que bajo ningún concepto se bombardease a la población. Según refieren fuentes orales, disparó 81 cañonazos sobre la fábrica, derribando parte de la fachada y una chimenea. No hubo víctimas. Ni siquiera dañaron el chalet de Serafín Romeu (fundador y dirigente del Consorcio) que estaba justo al lado de la fábrica.
Como anécdota y también fuente oral, después del bombardeo y justo a los nueve meses el número de habitantes barbateños aumentó exponencialmente. No se sabe que despertó aquel extraordinario apetito sexual, si fue debido al calor tórrido de ese agosto o al ruido de los cañonazos, aunque ya se sabe que debajo de un pino en verano todo es posible.
Simpáticamente, aquella generación fue conocida como los “CHURRUQUITAS”.
El bombardero Churruca, contexto histórico:.
Quizá nos venga bien retrotraernos al inicio de la sublevación militar para situar al destructor Churruca en su justo contexto.
Corría el mes de junio de 1936 cuando se nombra comandante del destructor Churruca al capitán de navío don Fernando Barreto Palacios, a su vez comandante de la 2ª flotilla de destructores, haciéndose cargo del mando el 4 de julio de 1936.
Estando en Cartagena, en donde tenía la base como buque insignia de la 2ª flotilla de destructores, el capitán de navío Barreto , partidario del gobierno republicano, recibe la orden el día 15 de julio de partir hacia Cádiz con la misión de apoyar al gobernador civil. En la tarde de 16 entra en Algeciras, donde se le unen el cañonero Laya y otras unidades navales. La tarde del 17 llega llega a Ceuta en cuya bocana le sorprende la insurrección de las tropas sublevadas. En la mañana del 18 el destructor entra en el puerto de Ceuta y su comandante se une a la sublevación. Esa misma noche embarca el Primer Tabor de Regulares y sale rumbo a Cádiz. Estando en mar abierto en su regreso a Ceuta la tripulación se amotina y detiene a los oficiales. Su nuevo comandante es el alférez de navío don Luis Núñez De Castro.
Durante los primeros meses de la guerra realizó misiones de control de las aguas del Estrecho y en el Mediterráneo escoltó a mercantes, bombardeó varias posiciones de la costa, entre ellas el Consorcio Nacional Almadrabero de Barbate -como hemos relatado- y acompañó a la escuadra en otras ocasiones.
A primeros de julio de 1937 capturó en el Estrecho de Gibraltar al mercante de las tropas sublevadas Calamitjana, cargado con 30 toneladas de azúcar. En la mañana del 12 de agosto de 1937 fueron atacados por submarinos cerca de Cartagena los destructores Churruca y Almirante Antequera. Uno de los torpedos alcanzó al Churruca dañando sus calderas y causando tres muertos, nueve heridos y daños graves en la estructura del buque que serán reparados en Cartagena.
Participó también en un combate contra el crucero Baleares el 7 de septiembre de 1937, bajo el mando del teniente de navío don Manuel Núñez Rodríguez y en 1938 recibió el impacto de una bomba lanzada por un avión en Cartagena, puerto en el que permaneció hasta el final de la guerra-
Después de muchas misiones, como testimonia su cuaderno de Bitácora, el destructor Churruca fue dado de baja el 29 de octubre de 1963 y subastado para su venta el 29 de diciembre de 1964. Este navío de guerra, que junto a otros dos destructores, Alcalá Galiano y Almirante Valdés, fue construido obedeciendo a una ley de 31 de marzo de 1926, estuvo operativo pues, casi 40 años.
AGRADECIMIENTOS
Gracias a mi amigo Juan J. Saucedo Vela, marino mercante e historiador, sin cuya aportación, ánimo y visión histórica de los hechos no hubiera escrito este artículo.
En la misma medida gracias a mi amigo Paco Malia Sánchez, al que me une un afecto especial y por tanto no sería objetivo al lanzarle dardos de halagos. Gracias Paco.
Al César lo que es del Cesar
Bibliografía consultada:
Andalucía información (https://www.andalucíainformación.es)
La Muerte en Génova: Un conde de Barbate, un maletín y dos buques de guerra.
Desearía sentirme en paz conmigo mismo, pero sospecho que nunca será así, porque no siempre lo que tuve que dar lo di y sin embargado recibí más de lo que merecía.
Hasta luego y suerte
Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate).
Comentarios