Hace ya mucho tiempo que deseaba colgar esta foto en la red, pero nunca encontraba el momento. Creo que por fin ha llegado.
Aunque a primera vista no lo parezca, dos de estos simpáticos personajillos, cariñosamente hablando, son mis hijos; el otro, un amigo muy querido por toda la familia y con el que hemos pasado y, en ocasiones, pasamos muy buenos ratos todavía. Nuestra relación con él se remonta a aproximadamente a15 años atrás. Es una historia un poco sin sentido pero que para nosotros representa un hito importante, sin embargo el contarla no serviría de mucho.
En esta sociedad donde todo se mueve a velocidad de vértigo, cada vez que miro esta imagen me embeleso y aunque sea por unos instantes el tiempo se detiene para poco después entreabrirse la puerta de la realidad con un profundo quejido de dolor. ¿Por qué no soy capaz de atrapar ese instante entre mis manos? Cada día que pasa me duele más el no vivir con más intensidad esos momentos “sin importancia”, esas pequeñas cosas que realmente hacen felices.
La tan manoseada sabiduría de la NATURALEZA queda en entredicho por pequeños detalles como, el de no habernos dotado de ese instinto prensil de pequeños momentos que con el tiempo suponen inmensas satisfacciones.
Hasta Luego
Aunque a primera vista no lo parezca, dos de estos simpáticos personajillos, cariñosamente hablando, son mis hijos; el otro, un amigo muy querido por toda la familia y con el que hemos pasado y, en ocasiones, pasamos muy buenos ratos todavía. Nuestra relación con él se remonta a aproximadamente a15 años atrás. Es una historia un poco sin sentido pero que para nosotros representa un hito importante, sin embargo el contarla no serviría de mucho.
En esta sociedad donde todo se mueve a velocidad de vértigo, cada vez que miro esta imagen me embeleso y aunque sea por unos instantes el tiempo se detiene para poco después entreabrirse la puerta de la realidad con un profundo quejido de dolor. ¿Por qué no soy capaz de atrapar ese instante entre mis manos? Cada día que pasa me duele más el no vivir con más intensidad esos momentos “sin importancia”, esas pequeñas cosas que realmente hacen felices.
La tan manoseada sabiduría de la NATURALEZA queda en entredicho por pequeños detalles como, el de no habernos dotado de ese instinto prensil de pequeños momentos que con el tiempo suponen inmensas satisfacciones.
Hasta Luego
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