Hemos abierto la puerta de casa, veníamos de la estación ferroviaria de San Fernando y al entrar hemos sentido como ésta ha cerrado los ojos, como si estuviera dormitando. El silencio es están espeso que puede cortarse. Nos miramos y, por alguna razón que no alcanzamos a comprender, no fuimos capaces de pronunciar palabra alguna. Probablemente hoy todo esté dicho, pienso yo. Hoy no es un día cualquiera, hoy tenemos un pilar menos en el que apoyarnos, hoy se ha marchado mi alter ego, mi hijo Jesús.
Se ha ido a Madrid y aunque lo ha hecho en muchas ocasiones, en este caso es distinto. Tanto su madre como yo lo hemos visto nervioso estos días, inquieto pero contento. Es su primer contrato profesional, se va al CSIC, y seguro que será capaz de labrarse un prometedor futuro porque condiciones no le faltan; pero nada de esto consuela a su madre ni a mí. El deja un profundo vacío no sólo en la casa sino lo que es más importante ,en nuestros corazones. Desde hoy cuando abramos la puerta de casa no oiré el grito de Cati: “Jesuiiiiiiito”, llamándolo, sabiendo que desde su cuarto nos contestaría: “¡Qué paaaaasa Pacooooooo!".
No, hoy no es un día cualquiera, hoy su madre y yo somos un poquito más huérfano. No nos salen las palabras, nuestros encharcados ojos lo dicen todo.
Suerte Jesús. Somos muchos los que te queremos.
Aprovecho la ocasión para mandarles a los otros dos pilares, en Ciudad Real , desde aquí nuestro cariño. Muchos besos.
Recuerda que: "El tiempo suele ser el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto"
Charles Chaplin
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