En el mercado libre de las ideas,
siempre acaba por vencer la verdad porque no necesita nada para
sostenerse (del libro: El oso y el dragón)
Es cierto que preferimos negar una
verdad dolorosa antes que enfrentarnos a ella, es innato a la
condición humana, y por tanto, éticamente explicable pero no por
eso justificable. Sin embargo, todos y cada uno de nosotros, sin
excepción, desearíamos vivir sin este perjuicio, que eso es lo que
es, y el tiempo se encarga de recordárnoslo.
El señor Rajoy, junto a su séquito de
acólitos, es lo que está haciendo en el penúltimo caso de
“PRESUNTA” corrupción que azota este país. El caso Bárcenas
es de tal magnitud que su metástasis alcanza a órganos vitales de
nuestra democracia; así que, la teoría anteriormente expuesta
(negar la verdad) en este caso, sin ser nunca la solución, en estos
momentos es un problema añadido. Una bomba que le estallará en sus
manos, señor presidente, más pronto que tarde. Y será alguien de
su propio partido quien se encargue de que esto suceda, más que por
interés general, por su incontenible egolatría. Y creo que todos
sabemos a quien me refiero. Y nos hará creer que nos ha hecho un
favor, eso sí, difícil de cuantificar, en estos momentos, el
precio que tendremos que pagar. Así que no sabemos qué será peor,
si el remedio o la enfermedad.
El presidente del PP, su secretaria
general y en general la cúpula de este partido confunden: Partido
Popular y España. Nada más lejos de la realidad, porque no existe
simbiosis. Y encima nos toman por tontos con la publicación de su
declaración de la renta, como si esto sirviera para algo salvo para
darnos cuenta de que a algunos no le ha ido tan mal.
Señor Rajoy usted se confunde e
intenta confundirnos, como siempre ha hecho la derecha más
conservadora y rancia de este país. Pero creo con toda sinceridad
que sus días al frente del gobierno están contados
afortunadamente. Nadie en tan poco tiempo gobernando ha hecho tanto
daño a los trabajadores de este país como usted; eso sí nadie en
tan poco tiempo ha beneficiado al gran capital de este país como
usted y su gobierno ha hecho. Así de esta manera ha intentado
sacarse de la manga una ecuación y ha conseguido todo lo contrario,
una inecuación cuya solución todos los trabajadores estamos
padeciendo
No quisiera olvidarme de la ministra de
sanidad Ana Mato señor Rajoy, otra cuestión que afianza aún más
lo que antes he dicho. Un nuevo insulto a nuestra inteligencia, uno
más de tantos.
Aún concediéndole el beneficio de la
inocencia, como nuestra Constitución consagra. Usted como máximo
responsable del gobierno y de su partido, debería aconsejarle que
dimitiera y no prolongar más su agónica vida política. Señor
Rajoy es muy difícil creer que la señora Mato no supiera lo que
pasaba entre las cuatro paredes de su casa, ni quién pagaba algunas
de sus fiestas familiares o algunas de sus vacaciones. La verdad es
que una persona, madre y ama de casa, que no tiene ni idea de lo que
se cuece en su familia, difícilmente puede estar al frente de un
ministerio. Y me quedo aquí porque me gustaría pensar que es cierto
y no que pueda estar metida en el caso Gurtel.
Un saludo y suerte.
El olvido es la única venganza y el
único perdón (José Luis Borges).
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