UNO DE PACIENCIA POR FAVOR


LA PACIENCIA ES UN BIEN ESCASO

Hace ya algo más de un mes que usted señor Rajoy nos pidió a los españoles PACIENCIA, por enésima vez; PACIENCIA. Le puedo prometer que yo particularmente la he tenido y que, prueba de ello es este texto que escribí al día siguiente de tan "magna petición" y que hoy publico. Sin embargo me he dado cuenta que lo suyo ha sido, como nos tiene acostumbrado, una falacia más que no nos ha llevado a ninguna parte.
Algunos dirán que poco más de un mes es muy poco tiempo, pero el tiempo juega en nuestras vidas un papel relativo, por que él lo es. Pero el HAMBRE no; así que me he decidido a publicar el escrito ahora, simplemente porque me ha parecido oportuno. Sí, no busquen otro motivo porque no lo hay.

Textualmente el escrito era y es este:

"Tengo entendido que en una DEMOCRACIA el gobierno se debe a su pueblo y no sólo a quienes lo legitimaron a través del voto. El presidente, sumo sacerdote de este sanedrín, tiene la sagrada misión de encauzar la opinión pública del mismo modo que el marino aprovecha el viento, utilizándolo para impulsar la nave en una dirección u otra, pero nunca intentando ir directamente contra él. Sin embargo en estos momentos la opinión mayoritaria de los españoles, es ésta última.
Me mantengo en lo que reiteradamente he plasmado en este blog: Es imposible que la política económica que usted y su equipo de gobierno están llevando a cabo sea la única posible para sacarnos de este pozo de miseria. No, es imposible señor Rajoy y usted lo sabe. Hay otros muchos modelos posibles, pero claro, estos chocarían frontalmente con el gran capital, los bancos y sobre todo con la señora Merkel a quienes por supuesto usted no está en condiciones y mucho menos interesado en incomodar. Usted sencillamente rinde pleitesía.
Para colmo su última parida: PACIENCIA. Nos pide que tengamos paciencia: ¿a quién señor Rajoy? A quienes no tienen, en muchos casos, un mendrugo que llevarse a la boca. ¿Para qué señor Rajoy? Para que aquellos que más tienen, y por lo visto no lo suficiente, engrosen aún más sus billeteras. Paciencia, paciencia…nos pide usted porque cree que ya le queda menos a esas billeteras para que revienten. Paciencia para que estemos atento a recoger los billetes y calderillas que se desparramen y así de camino les ayudamos a lavar sus conciencias.
Usted no tiene ni idea (es lo que quiero pensar) hasta qué punto nuestro pueblo se ha armado de paciencia. Pero hasta la paciencia de los pobres tiene fecha de caducidad.
Yo, como otros muchos, me pregunto hasta dónde sería usted capaz de aguantar cuando, un día tras otro, sus hijos le pidieran algo tan básico como un zumo, un bocadillo o lo que fuera. No me lo imagino respondiéndoles: PACIENCIA hijos. ¿Os gusta el bocadillo y el zumo de paciencia?  

Alguien dijo que: "Solo los tontos no cambian de opinión"

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