NUNCA PASA NADA A LOS MISMOS DE SIEMPRE
¿Al final qué? Más de lo mismo, siempre igual, lo de toda la
vida. Sí, aún a riesgo de ser reiterativo, son los mismos de siempre los que,
más que escribir la HISTORIA, siguen escribiendo su historia. Para ellos lo
realmente importante es dejar su impronta, pasar a los libros de textos a
cualquier precio. Estas personas con su voraz apetito, casi orgásmico, han
modelado y tergiversado las distintas realidades sociales hasta límites
difícilmente soportables por una persona normal. Ese ciudadano anónimo que aún
mantiene alerta su intelecto, y que de vez en cuando se asoma a la ventana de
la realidad – cada vez más cerrada, por cierto – y reflexiona más sobre lo
humano que sobre lo divino. Para esto último ya tenemos a los acólitos de pro.
Estas personas sobre las que intento echar mis redes – de
cerco y jareta, para más inri -, que debería pasarse la vida contemplando la
belleza del Universo y agradeciendo a su Dios, a la Divina Providencia, o a
quien le de la gana, el haber sido bendecida por la diosa Fortuna desde su
cuna; se dedican en sus pocos ratos libres a engañarnos y en los más a
jodernos, simple y llanamente porque son los únicos que se creen en posesión de
la verdad, los únicos capaces de darles la vuelta a un calcetín sin que el
resto de los mortales lo notemos. Son los todopoderosos hijos de los
todopoderosos de siempre.
Hemos visto, leído y oído en todos los medios de comunicación
a la señora Aguirre (pobre sexagenaria), lamentarse del trato vejatorio y
humillante con que se le está tratando. ¡Pero qué cara! Ha dicho incluso que se
le ha querido humillar. Pero bueno.... ¿esto qué es? A esto aquí, en mi pueblo,
le llamamos tener más cara que espaldas. Alguien que ha humillado a diestro y
siniestro a quien le ha venido en gana, simplemente por no compartir sus ideas,
debería por vergüenza torera ahorrarse afirmaciones gratuita que no hacen más
que radiografiarse a ella misma.
Comentando lo sucedido a la señora Aguirre un grupo de paisanos se preguntaba: ¿pero tanto
poder tiene esta señora? Se permite insultarnos un día sí y otro también y al
mismo tiempo trata de convencernos de que lo hace por nuestro bien, porque nos
lo merecemos, porque somos malos; vamos por que le viene en gana y punto. Estaría bueno que alguien que está por encima
del bien y del mal (y hasta de su partido) tuviera que dar explicaciones o que sus correligionarios se las pidiese.
Ardería el PP.
Otra de las preguntas que flota sobre las turbulentas aguas
de esta España nuestra es: ¿Qué hubiese pasado si un españolito cualquiera, de
esos que cada cuatro años va a votar, hubiese sido el causante del incidente
con la policía municipal de su pueblo? Pues bien, me voy a arriesgar a
contestar: “Habría sido detenido, llevado a jefatura, probablemente hubiese
pasado esa noche en los calabozos, le habrían multado, quitado puntos del permiso
de conducir e incluso es probable que se lo hubiesen retirado, …..” y encima no se le
ocurriría insinuar haber sufrido un trato humillante por parte de los agentes de la autoridad.
Sin embargo, Esperanza Aguirre lo ha solucionado dándole la
vuelta a los hechos y culpando a la policía, que por cierto, según ella, todo
ha sido un montaje con el único objeto de hacerse una foto de grupo y colocarla en
las redes sociales.
El sarcasmos, la ironía y la sibilina inteligencia de la que
tanto presume - la más que probable hasta ahora, candidata a la alcaldía de Madrid -,
debería utilizarla con otros fines distintos
al de insultar a la inteligencia de los españoles y el de pretender conducirnos, a toda costa, por
los tortuosos caminos que conducen al anacrónico imperio de la España: “UNA,
GRANDE Y LIBRE POR LA GRACIA DE DIOS”. Ya tuvimos un salvador y la verdad es que quedamos un poco harto.
¡Y después de esto aún intentan convencernos de que “LA
JUSTICIA ES IGUAL PARA TODOS”!
Pero qué pasa aquí, ya está bien. Nuestra más reciente historia (ERES,
Trama Sindical y Empresarial, Gurtel, Bárcenas, Urdangarín, etc.) desmonta tal
falacia.
Huyas donde huyas, tus problemas se meten en tu maleta y te siguen a cualquier parte.
La verdad sobre el caso Harry Quebert
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