Cartas a mis hijosPor
Expósito Sailorexpositosailor@megasur.net
Barbate
a 3 de noviembre de 2014
Queridos
hijos:
Creo
que sabéis demás, porque así os he enseñado, que la cabeza del pescado suele
ser la parte más gelatinosa y sabrosa. Curiosamente, también es la cabeza por
donde primero empiezan a descomponerse todos estos animales: desde el boquerón
a la ballena. Así que en cuanto observéis que los ojos del pescado en cuestión
no os miran con fijeza, claridad y transparencia, desecharlo, porque en cuanto
os acerquéis un poco, podréis comprobar que no huele bien. Lo mismo le ocurre a
nuestra clase política que cuando no pueden mirar a los ojos a sus
conciudadanos con fijeza, claridad y transparencia es que hay algo que empieza
a dar mal olor. Y ese algo, es precisamente la cabeza porque la podredumbre
comienza de arriba abajo. Después intentan calmar nuestras iras e indignación
diciendo que son unos pocos los apestosos, pero nosotros sabemos de sobra que
no, que es al revés, que son muy pocos los que no apestan de lejos. Es
increíble y paradójico, queridos hijos, ver diariamente cómo nos gobiernan
nuestros propios enemigos y cómo dicen que nos protegen nuestros propios
ladrones. No puede haber dinero para la enseñanza ni para la sanidad, entre
otros ministerios, porque tenemos más rateros que recursos. Aquí, está visto
que el primero que llega a un puesto político relevante, primero se sube el
sueldo y después abre la caja de los billetes de quinientos y se va en busca de
una agencia inmobiliaria para comprarse un ático en una zona céntrica de la
ciudad. El protocolo suele ser siempre el mismo.
Por
cierto, hablando de protocolos, el del Ébola no ha podido ser más cutre y
chapucero. ¿Cómo pueden pretender algunos que alguien sea capaz de ver un
bichito microscópico, si no es capaz de ver si el garaje de su casa está
ocupado o no? Ana, no me puedo creer que se llame Ana. ¿Sabéis qué significa
/ana/ en árabe? Es la primera persona del singular de los pronombres
personales: significa “YO”.
“Yo
mato” es el título de la novela de Giorgio Faletti que me regalaste hace tres
años por Navidad, por supuesto que la leí, a pesar de que sabes que no me
gustan mucho los best seller, y menos aún, cuando la portada del libro
chorreaba sangre. Creo que el autor la escribió pensando en que Tarantino la
leyera y la llevara al cine. En fin hijo, espero que los vietnamitas te traten
bien, a tu hermano veo por facebook que los sevillanos están muy contentos con
él. ¡Ah! Se me olvidaba, los grandes partidos no paran en hacer campaña de su
nuevo adversario y en las cárceles hay un ambientazo horroroso.
Un
beso muy fuerte a los dos.
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