Barbate a 30 de abril de 2015
Queridos hijos:
Antes de que ustedes nacieran hubo un presidente en España que ganó unas
elecciones generales con una amplia mayoría. Y no sólo ganó las elecciones como
he dicho antes, de paso, su principal adversario político desapareció
prácticamente del congreso de los diputados. Estos jóvenes y jóvenas se
hicieron con el poder de España al grito de: “Libertad con IVA”. Los años
pasaban lentamente para la derechona más recalcitrante del tardo franquismo
hasta que se dio cuenta que la cuestión era adaptarse a los nuevos tiempos y
buscar una nueva imagen. Mientras esta nueva imagen crecía y crecía, la vieja máquina
gubernamental perdía aceite por todas las juntas. La corrosión, por lo visto, y
la continuada pérdida de aceite fue la causa principal del engripe. Las
picaduras eran diarias, no sabiendo los mecánicos muchas veces donde acudir
primero. A Barbate tuvieron que acudir los mecánicos con toda urgencia por uno
de los primeros casos de corrosión que resultó ser insignificante, pero que
puso en evidencia ante la opinión pública nacional, la poca calidad de la
máquina y del aceite. Delitos como el cohecho y la prevaricación se incluyeron
en el código penal gracias a este escándalo urbanístico que no llegó a poner ni
un solo ladrillo. El maquinista de la General abrumado por los múltiples casos
de corrosión, sin saber donde esconderse, manifestó urbi et orbi que él no
sabía nada y que de lo escandaloso de esas cuestiones se había enterado por la
prensa. ¡Bien picha!, ¡bien picha! ¡Bien!
Cerca de tres décadas más tarde, como decíamos ayer, parece no haber
cambiado nada ni bajo el sol ni bajo la luna. Aquí cuando no se tienen
argumentos se recurre a la película de Bigas Luna “Huevos de oro” y el prenda
en cuestión agarrándose los genitales con las dos manos dice: “Esto son diez
millones de votos. Y aquí el que más y el que menos ya tiene edad para entender
lo que viene siendo el gran sistema democrático”. ¡Ole!, ¡ole! Y ¡ole! Y si los
gunterianos son capaces de asar un cordero con billetes de quinientos nosotros
asamos una vaca. La máquina anterior, se fue al garete por las juntas y esta
nueva, construida en un modernisimo polígono industrial del Paraiso Terrenal,
inmaculada y por supuesto, sin pecado original, es un maquinón que le sale una
raja hoy y otra mañana. Y que por mucho que intenten vendernos esta
prestigiosa, moderna y futurista máquina, lo cierto es, que moverse se mueve,
pero para atrás. El nuevo Maquinista de la General, al igual que sus
antecesores, en un claro intento de escapismo judiniano no se le ocurre otra
frase refiriéndose al que fuera su segundo de a bordo, que decir con un gran
disgusto, que hacía muy poco, escasamente un rato se había enterado por la
prensa de lo sucedido. No por favor, no se plagien. Recuerden la famosa frase
de un célebre escritor español que dijo: “Bienaventurados mis imitadores,
porque de ellos serán mis errores” No se quieran parapetear en el periódico
para excusarse y decir que no sabían nada, vamos que han sido ustedes los
últimos en enterarse e imploran clemencia única y exclusivamente por ese
motivo: por ser los últimos en enterarse. Yuyu. ¿Qué te parecen estos dos para
la antología? Y lo mejor de todo es que con estas últimas lluvias vamos a tener
muy buen año de papas. ¿Qué no?
Un beso.
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