CARTAS A MIS HIJOS (XV)



Cartas a mis hijos
Por Expósito Sailor

expositosailor@megasur.net
Barbate a 18 de mayo de 2015
Queridos hijos:


Sabréis que todo producto tiene su agosto, es decir, la fecha en la que se vende más. Pues bien el 2015 es el año, o mejor dicho, el año/agosto de las mentiras. Los incrédulos este año se pueden “jartá”, puede que muchos incluso engorden. Hace poco vi en televisión -la fábrica de las mentiras- que el alcalde de un pueblo de campo, prometía a su electorado que si lo votaban en las próximas elecciones, acercaría la playa al pueblo. Este mismo alcalde, en una conversación privada, dijo que en su pueblo son todos unos burros, porque con semejante propuesta electoral él ganó la alcaldía. Me parece que para estas elecciones iba a prometer el alicatado de la playa, pero la arrogancia y los billetes de quinientos euros le han jugado una mala pasada, tanto que seguramente acabe con la vidorra política de este mentiroso que prometía a sus ciudadanos lo que él creía que deseaban oír, independientemente de que fuera verdad o mentira. Los buenos mentirosos, los profesionales del embuste, saben que una buena mentira tiene que estar aderezada con unas cuantas verdades y que las verdades que se repiten una y otra vez pasan a ser pesadas y pierden gran parte de su peso, de su poderoso argumento, convirtiéndose en superfluas, pequeñas y aburridas. También suele ocurrir que de repetir una y otra vez una mentira la quieran convertir en una verdad. Esto es muy propio de personas paranoicas y desequilibradas de aspecto sano y joven, pero también se da en personas de avanzada edad que andan chocheando por todos lados. No se ruborizan porque teniendo como tienen las facultades mentales debilitadas hacen y dicen cosas sin sentido y aunque algunas cosas son graves y disparatadas hay que perdonarlas y no echarles cuenta. Hijos míos, si os encontráis con una persona como la que acabo de describrir, por favor, ayudarla a cruzar la calle y tratarla con amabilidad, cariño y paciencia, pero haced como Ulises: taparos bien los oídos, porque el canto político de estas sirenas es “molto pelicoroso”.
El otro día uno de estos líderes, o aspirante a lider, me abordó por la calle y me dijo sincerándose conmigo que lo votara porque era la única manera de que yo mejorara ligeramente y de que él, igualmente mejorara, pero de una manera meteórica. Y ante mi cara de sorpresa volvió a insistir diciéndome: -No pongas esa cara hombre. Aquí la cuestión es decidir quién durante los próximos cuatro años va a ganar cincuenta o sesenta mil euros al año y dependiendo de quién salga elegido, tú puede que no empeores, pero que tampoco mejores, puede que sientas una ligerísima mejoría dentro de la gravedad -como los partes médicos de Franco- o por último, que sientas una ligera mejoría en días alternos, todos los días tampoco.
En fin queridos, que este señor reconoció en privado y en mi cara, que él era un mentiroso que no le importaba decirme su verdad o mi verdad. No lo sé. Y sentenció: “Yo sé que lo de alicatar la playa a ti no te va a convencer porque sé que eres una persona juiciosa, pero tú no te puedes ni imaginar la de gente que se siente incómoda cuando salen de la playa y tienen los pies llenos de arena.

Como siempre un beso muy fuerte.





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