UN USO
EXCESIVO, UN MAL USO O SIMPLEMENTE DESUSO
No podemos negar el valor social de
las redes sociales, sus posibilidades y sobre todo el aspecto social en cuanto
a fomento de las relaciones “personales” se refiere. Nos permiten: entrar en contacto con gente de otros países y
culturas, mantener el contacto con personas que viven a larga distancia, intercambiar
experiencias y conocimientos e incluso dinamizar movimientos culturales y políticos
mediante la interacción entre usuarios.
Sin
embargo esto no es óbice para que tengamos en cuenta que existen riesgos en su
uso y es un riesgo, no calculado, que tiene una doble dirección y los menores pueden ser víctimas de alguna de
las amenazas o también, por desconocimiento, pueden incumplir alguna de las
normas referidas a datos o informaciones de otras personas.
¿Existe realmente “adicción” a las
redes sociales? Yo diría que sí. Por lo menos en un segmento de la población
cada vez más amplio. El tiempo que se invierte en las redes sociales va en
aumento, y de forma escandalosa. Para hacernos una idea de ello basta comparar
los datos que se manejan en 2016 (aproximadamente
unos mil seiscientos millones de usuarios de Facebook) y los usuarios actuales,
eso sin contar con la proliferación de otros entornos sociales como: Washap,
twitter,... que si en principio tuvieron su caldo
de cultivo más propicio en una población joven, hoy ha calado en todos los
sectores de la población con más o menos fortuna en cuanto a su provecho.
Escandalizarse por el uso masivo de estas
herramientas, maravillosas sin se usan de forma racional, supondría un
ejercicio intelectual muy poco coherente. Es el mundo que nos ha tocado vivir
y, sería como si nos hubiésemos opuesto a la Revolución Industrial del siglo
XIX.
La revolución tecnológica actual, como todas,
será traumática, y sus ludinistas están entre nosotros, es irremediable, pero
de la misma manera que no podemos ponerles puertas al mar tampoco podemos
hacerlo al avance, al desarrollo y sobre todo a la capacidad creativa del ser
humano.
Es verdad que actualmente, un cierto sector de
la población, en un abanico de edades bastante amplio, estamos haciendo un mal
uso de las aplicaciones que de forma “gratuita” disfrutamos en nuestros
teléfonos móviles, tabletas, ordenadores, etc., pero no es menos cierto que
esto es un problema que debemos solucionar con educación y formación desde las
familias y escuelas.
En este sentido es muy importante el papel que
tendrán que jugar los padres. Éstos tienen un reto, el de ponerse a la altura
en conocimiento y uso de las nuevas tecnologías. Un reto que no sé si están en
condiciones de aceptar actualmente. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que
dentro de dos generaciones estos problemas, que ahora vemos como irresolubles,
serán una mera anécdota como ya lo es la locomotora, el bolígrafo, la máquina
de escribir y otros tantos y tantos artilugios que en su día fueron incluso tratados
como obras del demonio. Por poner un ejemplo: dentro de muy poco tiempo veremos
como algo normal, el uso del móvil en las aulas. Y para esto, me arriesgo a
aventurar que no pasarán más de cinco años para que su uso se generalice.
Tiempo al tiempo. Pero para ello tendremos que contar con una sociedad
educadora y crítica que lo mismo no interesa a ciertos sectores sociales. Esos
mismos sectores que en estos momentos nos mantienen atrapados en su redes con
un único fin: el de evitar que pensemos.
Pero esto puede ser tema de otro artículo:
NADIE DA DUROS A PESETAS
Siempre que la gente aprende algo suficientemente bien, deja de ser consciente de ello.
Mark Weiser
Fuentes consultadas:
Revistas de psicología.
Wikipedia
Página web de donde obtengo las imágenes
http://vivisr201311.blogspot.com.es/
Hasta luego
Paco Gil (@PacoGilBarbate)
http://vivisr201311.blogspot.com.es/
Hasta luego
Paco Gil (@PacoGilBarbate)
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