CRISTINA SE QUEMÓ EN LA HOGUERA DE SU PROPIA VANIDAD
Este año cumple 152 años el Reloj de Gobernación o de la Puerta del Sol. Con toda la razón del mundo, más de un lector se preguntará que a qué viene esto con lo que está cayendo. Un poco sin sentido sí que es, pero sólo al principio. Al final de este pequeño artículo quizás podamos relacionarlo con el encabezamiento del mismo.
Amanecía en Madrid el día 6 de noviembre de 1866 cuando el relojero leonés José Rodríguez Losada empezó a montar el susodicho reloj ante el asombro de los parroquianos que por allí paseaban y pasmo de la muchedumbre que poco a poco se fue congregando.
Reloj monumental por sus dimensiones que pretendió desde el primer momento el perpetuarse como un gato más. El tiempo, justo como siempre, viene a demostrar que no es verdad lo de ser uno más, es el gato por excelencia, un referente para todos los madrileños y el resto de España. Sí, porque lo es para todos los habitantes de esta piel de toro nos guste o no.
Paradójicamente el reloj fue construido por un militar liberal en el exilio. José Rodríguez Losada en esos tiempos estaba exiliado en Londres y allí construyó el reloj para regalárselo a la reina Isabel II según unos biógrafos o al Ayuntamiento de Madrid según otros. No obstante, para el asunto que aquí nos trae, es lo mismo.
En principio, el lugar destinado para alojar a tan maravillosa máquina del tiempo era el Ministerio de la Gobernación, luego se impuso el sentido común y lo colocaron en la Puerta del Sol para regocijo de los madrileños y de todos los españoles. La verdad es que, entre tomar las doce uvas en la Puerta del Sol o frente al Ministerio de la Gobernación, no hay color.
Pues bien, siendo hoy, a decir de los expertos, uno de los relojes mecánicos más precisos del mundo (según parece el retraso es tan sólo de cuatro segundos al año), sin embargo no siempre fue así. En sus inicios el reloj fallaba más que una escopeta de caña, lo que dio lugar a multitud de chistes y chanzas. Pero sobre todo se extendió por todo Madrid, cancioncillas alegres, chispeantes y sobre todo de puro cachondeo. Entre las muchas que circulaban había una que decía:
Este reló tan fatal
que hay en la Puerta del Sol,
dijo un turco a un español,
¿por qué funciona tan mal?
Y el turco con desparpajo
contestó cual perro viejo:
este reló es el espejo,
del gobierno que hay debajo
¿Entiende ahora el lector el símil? Seguro que sí.
¿Se imaginan esta misma situación en Cádiz, allí en su Ayuntamiento en la Plaza de San Juan de Dios?. ¡Ojú! Vaya guasa.
El sueño de la razón produce monstruos. Francisco de Goya.
Paco Gil (@PacoGilBarbatbate)
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Enciclopedia libre Wikipedia
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