NO HAY ESPECIE MÁS MIEDOSA QUE LA HUMANA
Si ya de por sí no es fácil ser persona, imaginemos cuán difícil es llegar a ser un ser una persona libre.
Hobbes escribió una frase terrible que no hace más que afirmar lo dicho: «El día que yo nací, mi madre parió dos gemelos: yo y mi miedo.» La angustia, la timidez, la inquietud, el terror, la vulnerabilidad, forman parte de la misma familia; de esa familia en la que todos nacemos para bien y para mal y que tienen un padre y una madre en común, con el mismo nombre y apellido: “miedo”.
Nacemos en el seno del miedo y aun aceptando que nos es imposible sentir y no sentir miedo en un mismo instante, sí podemos sentir (afortunadamente) estos dos sentimientos contradictorios en dos momentos distintos. Bendita relatividad.
Sin embargo el ser humano descubre que es posible sentirse libre si es capaz de librarse, al menos, de algunos de sus miedos, de parte de esa familia en la que se ha desarrollado como persona desde los primeros tiempos.
Pero el gran descubrimiento del ser humano, que le permite atisbar la posibilidad de su libertad, es cuando se da cuenta de que puede librarse de la tutela de unos dioses que le eximían de todo esfuerzo individual, sin la necesidad de la elección y de la responsabilidad de sus actos. Así, en un largo proceso de maduración personal e intelectual toma conciencia de su libertad y siente miedo ante las sombras que se ciernen sobre él, un sentimiento natural de quien nunca había sentido la necesidad de elegir ni de regir el destino de su vida.
No hay especie más miedosa que la humana. Posiblemente sea el tributo que tengamos que pagar por nuestra racionalidad. Pero de la misma manera que el ser humano siente miedo, también lo siente la sociedad y tanto uno como la otra, en su afán por librarse del miedo y buscar seguridad, cae en la contradicción de imponerse a los demás usando el miedo, el terror. Así pues volvemos al punto inicial, al principio de nuestros males. Hobbes descubrió que el miedo es el origen del Estado y Maquiavelo en su obra El Príncipe, nos enseña que para gobernar no queda otra opción que el uso del miedo.
Así que visto lo visto, somos muchos los que nos preguntamos si es posible llegar a ser plenamente libre. Yo, lo dudo mucho, por una sencilla razón, porque el ser humano vive en un conflicto permanente con él y con su propia historia, un conflicto de difícil resolución ya que forma parte de su genética cultural. Las religiones, la familia, los estados y otros poderes fácticos han sellado con fuego su impronta en nuestro ADN.
No es justo, lo sé, pero es que la vida es injusta, lo único que es verdaderamente justo en esta vida es la aleatoriedad con que reparte sus golpes.
Por tanto no nos queda otra que se valiente en el sentido en el que Hemingway usa este término: «Valiente no es el que no siente miedo –ese es el impávido, el insensible-, sino el que no le hace caso, el que es capaz de cabalgar sobre el tigre.»
La historia es una sucesión de venganzas.
Heródoto
Bibliografía:
https://www.alianzaeditorial.es/libro.php?id=1159805&id_col=100508&id_subcol=100537
(Hijos de Homero. Autor: Bernardo Souvirón)
https://www.anagrama-ed.es/libro/argumentos/anatomia-del-miedo/9788433962508/A_355. ( Anatomía del miedo. Un tratado sobre la valentía. Autor: José Antonio Marina).
https://www.casadellibro.com/libro-la-hija-del-relojero/9788491292166/7084879 (La hija del relojero. Autora: Kate Morton)
Paco Gil (@PacoGilBarbate)
Comentarios
Por mucho que se esfuerce en alcanzar un niño/a nacido en Etiopía o Somalía la libertad,o intente no sentir miedo,será imposible por la condición del entorno.
El miedo nos hace débiles y manejables para los que ejercen el poder, por ese motivo, se practica desde los estamentos donde se debería luchar por su eliminación y por conseguir la justicia para todos pero como eso, los pondría en un plano de igualdad, no harán nada por que se produzca. Tendremos que seguir luchando de forma individual por vencer cada uno nuestros propios miedos y alcanzar la parcela de libertad que seamos capaces de mantener.
Yo creo que hay más vida en un minuto de libertad que en cién años vividos con miedo a ésta.