Por sus frutos los reconoceréis



Hay quienes afirman y nadie ha refutado hasta el momento, que yo sepa, que la historia está llena de casualidades, quizás como la vida misma. Sin embargo, cuando alguien como individuo o colectividad prepara un plan perfecto, lo imagina desprovisto de casualidades.

Esta  aseveración, que puede ser más o menos discutible, me sirve de preámbulo para intentar buscar una explicación a lo que entiendo como algo inexplicable, a no ser que, obedezca a algún plan perfectamente trazado  del que suponen, quienes lo han imaginado por supuesto, que para que se cumpla sólo deben esperar pacientemente a que sus ideas calen y, no encontrarse en el camino con ninguna casualidad. Harto difícil ya de por sí en una sociedad que se me antoja adulta intelectualmente hablando.

Ya me dirá el lector, a que obedece si no, la línea argumentaría de algún que otro partido político cuyo relato dialéctico se ha limitado a votar en contra de cualquier medida social que se ha planteado en el Congreso de los Diputados. Si no, mirad en contra de qué han votado:

De la subida de las pensiones.

De la subida del salario mínimo.

De la creación de los ERTES.

De los despidos durante los periodos de baja por enfermedad.

Del salario mínimo vital -la paguita-.

De salvar los puestos de trabajos en distintos puntos del territorio nacional –véase Galicia. Asturias, Cataluña, Andalucía, etc.-

De las medidas que preservarían el planeta. Como anécdota recordar solo que el alcalde de Madrid preferiría salvar del incendio a la catedral de Notre Dame antes que a la Amazonía.

De una mayor atención a una sanidad pública, universal y gratuita. Una sanidad de todos y para todos.

De un mayor apoyo económico y social a las personas con dependencia física o psíquicas.

De una educación pública, universal, gratuita y laica. También de todos y para todos.

De que cada cual ame a quien quiera, como quiera y cuando quiera.

De aceptar la legitimidad de un estado democrático y de derecho, enalteciendo por el contrario las dictaduras.

De aceptar la redistribución de la igualdad y la justicia entre todos los españoles. Cargando de impuestos a quienes menos tienen mientras que para las grandes fortunas, “ancha es Castilla”.

De acabar con ese izquierdismo que ellos pregonan y que lo hace eternamente sospechoso.

De aceptar que, lo que ellos llaman estercoleros multiculturales no son más que barrios desfavorecidos favoreciendo el rechazo de cualquier ser humano por su condición sexual, raza o condición social.

De aceptar que ningún ser humano es ilegal en el planeta Tierra.

Creo que ya es suficiente, se me ocurren otras muchas cuestiones, pero no es momento ni lugar de aburrir a nadie. Sólo pensemos un poco y se nos ocurrirán muchísimas más.

Cuando un partido político vota de esta manera, en contra de los intereses de sus ciudadanos, ¿en qué España está pensando? ¿De qué España hablan? Yo en mi humilde opinión creo que todo está claro, como dice nuestro refranero, en blanco y en botella: en una España excluyente, en la España de unos pocos, en una España que sólo existe en la febril mente totalitaria del partido en cuestión. Esta España es una entelequia perversa.

Dice Hannah Arendt que: “El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir”.

Pues bien, no seamos de esa clase de individuos. No caigamos en la estupidez de creernos todo aquello que nos pongan en bandeja de plata, seamos críticos, pensemos que la realidad no es siempre lo más evidente. Deshagamos el nudo gordiano de lo cotidiano. Es la única manera de acercarnos a la verdad, a nuestra verdad.  Y por supuesto alejarnos de esas posiciones políticas que incitan al miedo y desde aquí impiden el progreso clavándonos a un presente sin futuro.

Una vez leí algo que realmente me hizo que pensar: “Es difícil encontrar un país que sepa pasar de la tragedia a la comedia con la elegancia que lo hace esta España nuestra”. No sé si esto es categóricamente cierto, pero  de lo que si estoy firmemente convencido es que nuestra Historia está llena de ejemplos que de alguna manera justifican esta aseveración. Así que hay que ir sorteando estos clichés que no tienen por qué condicionarnos. Los tópicos como las estadísticas están para romperlos.

Por último no quisiera olvidarme de ese gran monumento legado por la Humanidad que es LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, pediría a muchos de estos políticos que se lo lean, porque su línea de actuación atenta flagrantemente con los principios que aquí se establecen. Y ya puesto que también le den un repasito a nuestra CONSTITUCIÓN. Creedme cuando os digo que algunos no conocen estos dos documentos ni de lejos. Así que manos a la obra, seguro que algo aprenderemos.

De cualquier manera no espero nada de estos partidos que, como buenos vanidosos, sólo se oyen así mismos.

Como siempre, dejo al lector la última palabra, la última reflexión. Al final siempre prevalecerá, la verdad individual, nuestra verdad.

El sueño de la razón produce monstruos. Francisco de Goya

Hasta luego.

Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate) 



Comentarios

FRANCISCO NADALES FERNANDEZ ha dicho que…
Supongo que la salvación eterna, esa que tanto y tan bien nos vendían cuando éramos niños, además de pr el catolicismo,se podrá alcanzar por otros caminos y religiones.

Lo verdaderamente importante, creo que no es lo que recemos ni a quién lo hagamos. Está en nuestra conducta. Nuestra trayectoria, en nuestro tránsito por la vida. Podemos hacer el bien a los que nos rodean incluso sin rezar a nadie.

Creo que todos los seres humanos tenemos los mismos derechos cualquiera que sea nuestro lugar de nacimiento o grupo social al que se pertenezca. Todos, debemos tener acceso a la mejor sanidad y a la educación y todos juntos lo conseguiremos algún día para generaciones futuras.

En estos pensamientos como en otras cosas, los políticos de ninguna tendencia tienen cabida. Todos sin excepción, persiguen el poder para su bienestar y comodidad. La demagogia es su arma y la mentira permanente su conducta.

Un abrazo.