Anecdotario II


Que durante la Guerra Civil (1936 -1939) y bastantes años después, en ese periodo indefinido que se dio en llamar postguerra, España se hallaba inmersa en la miseria más absoluta, lo demuestra algunas costumbres culinarias de la época.

Así por ejemplo, triunfan los guisos de arroz partido con ajo rehogado y laurel, conocidos como "arroz de Franco" o “arroz por cojones”; las "patatas a lo pobre" (patatas, laurel, tomate, pimiento y colorante) que admiten una variante simplificada, las "patatas al Avión" cuando se trata de patatas hervidas con laurel y la indispensable papelina de colorante marca "El Avión". A falta de otra de otra cosa se hacen guisados de vaina de habas y sopas de peladuras de patatas con un poco de tocino rancio que les prestaba sustancia. 

Las amas de casa tratan de suplir la penuria con ingenio. El cocinero Ignasi Domènech había impreso, en 1938, un libro Cocina de recursos en el que ofrecía ingeniosas recetas para tiempos de escasez, entre ellas calamares fritos sin calamares, cardillos borriqueros a la madrileña y, la más meritoria de todas, tortilla de patatas sin huevo y sin patatas.

Receta de la tortilla de patatas sin huevo y sin patata

Las patatas se sustituyen por lascas de esa capa blanca y esponjosa que tienen (o tenían) las naranjas entre la cáscara y los gajos. Se arranca esta capa con cuidado y cuando de tiene un plato lleno se pone en remojo durante unas horas. El sucedáneo de los huevos se consigue con una gotas de aceite, cuatro cucharadas de harina, diez de agua, una de bicarbonato, una pulgarada de pimienta molida, sal al gusto y una pizca de colorante artificial que porta el tono de la yema. Se bate todo hasta convertirlo en una crema bastante líquida, similar a los huevos batidos. Ahora se le añaden las peladuras de naranja convenientemente escurridas y pochadas, se mezcla y se cocina en la sartén como una tortilla de patatas.

Los años del miedo. Juan Eslava Galán.

El Batallón Sagrado

La fuerza de élite de Tebas  durante la Época Clásica Griega. Estaba
formado por ciento cincuenta parejas de amantes (todos masculinos). No se trata de una invención producto de la febril mente de un historiador. No señor.  Ya Plutarco hace referencia a esta mítica unidad militar, y Platón en su obra El banquete, hace referencia a él describiéndolo como: “Un ejército de amantes y amados, combatiendo  unos al lado de otros, aun  siendo poco vencerán a muchos, porque un hombre enamorado preferiría mil veces morir antes que ser visto por su amado abandonando la formación o arrojando lejos las armas”. Llegó a ser muy temido, por su arrojo en el combate y su valentía y crueldad. Nunca se retiró de ninguna batalla, y sus intervenciones se contaron por victorias hasta que definitivamente fue aniquilado por el rey Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno. Según se cuenta, en la batalla en la que fueron vencidos, los trescientos hombres del Batallón Sagrado aparecieron muertos los unos junto a los otros. Ninguno de ellos había retrocedido.

El asesinato de Platón.  Marcos Chicot.

El inspirador y creador de los fondos buitres inmobiliarios. El duque de Lerma.

El 11 de enero de 1601, el primer rey nacido en Madrid, Felipe III, tomó la decisión de trasladar la Corte a Valladolid. Son muchos los ríos de tinta que se han vertido sobre el

motivo de dicha decisión, y todos los afluente confluyen en un mismo río principal, el vallisoletano
duque de Lerma (don Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja, a cuyo nombre une una retahíla de honores aristocráticos a los que está unido, por cordón umbilical, el de usurero, estafador y corrupto, además de otras dádivas no terrenales). Pues sí, hasta el punto de que el rey fue una vil caricatura de gobernante y una marioneta en manos de su ilustrísima y aristocrática persona..

Pero claro, los caprichos reales, ayer como hoy, tienen sus consecuencias. Desde que Felipe II trasladó su Corte de Toledo a Madrid, instalándose en el Alcázar en el mes de mayo de 1561 habían transcurrido cuarenta años. La Corte sin embargo vuelve a Madrid en1606, cinco años después de que se hubiese instalado en Valladolid, cinco años que sirvieron para que el duque de Lerma se convirtiera en el hombre más rico de España, para que aumentara su patrimonio de forma descomunal y descaradamente ilegal.

Por sus actos los reconoceréis dijo el Maestro, y así es. En este ir y venir de la Corte de Madrid a Valladolid y viceversa, el gran beneficiado no fue otro que don Francisco Gómez, el gran especulador, el primer agente inmobiliario, el fundador del primer fondo buitre del mercado inmobiliario. Llegó a acumular tal patrimonio, que daría risa las inmatriculaciones eclesiásticas si no fuera por por la gravedad de este oscuro asunto. No me pillaría por sorpresa que, en aquellos tiempos, las técnicas fraudulentas del señor duque, fueran materia optativa en las escuelas de agentes de la propiedad inmobiliaria de la época.

Del duque de Lerma se pueden decir muchas cosas y casi ninguna buenas, pero por lo que seguro pasará a la historia es por su maestría en el manejo de las más sofisticadas técnicas fraudulentas, por ser un gran manipulador real, por ser maestro inspirador de actuales especuladores inmobiliarios, por su corrupción y por ser uno de los mayores ladrones (¿…?) de este país. Decía una coplilla castellana: <<Para no morir “ahorcao” el mayor ladrón de España se vistió de “colorao”>>. En clara alusión a los hábitos que con posterioridad tomó para librarse de la justicia. Aquí, como en otras tantas facetas históricas de nuestro país se hace bueno aquello de: “Con la iglesia hemos topao”.

Madrid. La novela. Antonio Gómez Rufo

Deberíamos conseguir, en una sociedad feliz, que los libros circulen por las venas de todas y cada una de las personas que la forman.

Hasta luego.

Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate) 






Comentarios

FRANCISCO NADALES FERNANDEZ ha dicho que…
Este pájaro del duque de Lerma merece por si solo un artículo para él. Como sabes, dicen las crónicas de la época que especulando con la compra venta de los inmuebles por los traslados de la corte Entre Madrid Valladolid y Valladolid Madrid, le sumó a su peculio cincuenta y cinco millones de maravedíes de la época. Después, para eludir responsabilidades, terminó siendo cardenal. Como diría mi amigo Juanillo de mi pueblo. " Pavermosmatao"".Así lo dice y así lo escribo.