Una democracia pervertida
Antes que nada quiero hacer un breve aparte. Este artículo de opinión lo escribí hace aproximadamente tres semanas, una eternidad en política, por ello no recoge los esperpénticos sucesos acaecidos más recientemente, a la sazón: el asalto al Ayuntamiento de Lorca o la votación sobre la Ley de la Reforma Laboral. Lamentables espectáculos que unidos a la vergonzosa campaña electoral con motivo de la próximas elecciones en Castilla León, sobredimensionan lo que expongo. Por ello, no sólo no me arrepiento de esta visión personal, si no que me afianzo en ella. Gracias, pero creo que era necesario esta aclaración.
Ahora sí, ahí va mi reflexión:
Polibio en su obra «Historias» (aproximadamente en el año 200 a.C.) afirmaba en su libro IV, de esta monumental obra, que toda forma de gobierno tiende a la perversión y llamó a este ciclo anaciclosis, cuya etapa final desemboca en un sistema democrático puramente demagógico, en el que la ambición de aquellos que disfrutan del poder y la riqueza no encuentran freno alguno, de manera que, ven en su perversión esa oportunidad, que le brinda una masa del pueblo siempre apasionada e irreflexiva, caldo de cultivo más que apropiado para sembrar el caos, la manipulación y el vicio político en su más amplia acepción. Así pues el gobierno que en un principio está ahí por la voluntad popular de unas elecciones democráticas, se convierte en el gobierno de la mayoría, pero no de la voluntad general emanada de las urnas. Esto es pura y llanamente perversión democrática.
( Tomada de https://voxpopulialdia.com/2019/06/12/la-perversion-de-la-democracia/)
La política debiera necesitar, en contraposición a la evolución Darwiniana, de un relojero, de un diseño inteligente, pero me temo que la gran mayoría de los políticos del arco parlamentario de este país, pueden ser cualquier cosa menos diseñadores de nuevos conceptos, de nuevas formas de hacer POLÍTICA. Afirmaba Paley que la existencia de Dios se podía demostrar por la analogía existente entre la maquinaria de un reloj y la maquinaria del mundo. ¿Cómo demostrar que vivimos en un régimen verdaderamente democrático?, pues supongo que sería algo tan simple como aplicar el principio de Paley. Pero me temo que en estas circunstancias sería como pedir peras al almo.
Probablemente uno de los momentos más lamentables de los últimos años, y a los que no se le ha dado la difusión mediática necesaria, a nivel de degradación moral de las instituciones democráticas en nuestro país se dio, en ese mercadeo infumable de magistrados para la renovación del Poder Judicial. En ese momento se puso de manifiesto como nunca, la degeneración de la ética parlamentaria en la que nuestro Estado de Derecho está inmerso. Durante ese esperpéntico proceso yo me preguntaba, ¿para qué he ido a las urnas? , ¿pero… a mi esta gente me representan?, ¿justifica el fin los medios?, ¿pero… qué he hecho yo para merecer esto?, ¿qué hemos hecho los votantes convencidos? Y, muy a pesar mía me quedo sin respuesta. Entiendo perfectamente desde esta perspectiva aquello de que hay políticos que son más valorado cuanto más temido . Penoso, pero más viejo que la propia vida.
En contraposición a lo anterior, ¿sorprendentemente?, la difusión que tuvo unas declaraciones - por otra parte lógicas y científicamente fundamentadas, pero torticeramente distorsionadas por intereses más que electoralistas y oligopopulistas -, del ministro Garzón sobre el tema de las macro granjas, abría y cerraba cansinamente noticiarios y portadas de periódicos con el único fin de dividir, aún más si cabe, a esta sociedad a través de mentiras y bulos. Los partidos interesados en difundir las calumnias y mentiras más groseras, sin embargo no eran capaces de fundamentar sus argumentos a la lógica y aplastante racionalidad de las manifestaciones del ministro; no, sus peroratas interesadas iban por otro camino. Se abría paso por los tortuosos senderos de acrecentar el malestar, de confundir con sus constantes mentiras al ciudadano y, ¡a fe que lo han conseguido! Los bulos y mentiras que han difundido a través de los distintos medios de comunicación nos han intoxicados de tal manera que el ciudadano ha encontrado el antihistamínico perfecto para ello, el creérselo. Simplemente me remito a las encuestas de opinión, totalmente manipuladas en forma y fondo. Nunca se debatió sobre las opiniones del ministros, sino sobre lo que jamás dijo y sobre esta premisa se montó el circo de las vanidades que interesa a los sectores de la ultraderecha.
No seré yo quien ejerza de abogado del diablo, para ello doctores tiene la Iglesia. Solo me erijo en mi propio portavoz, en el eco de la razón que mi sentido común me demanda. Y ese eco no es sino la verdad, sin tapujos, sin ambages. La verdad no es única ni está en una única persona, pero sí tiene un único camino y éste sólo puede lleva al bienestar de la sociedad y no al de unos pocos.
Últimamente me ha escandalizado la inmoral y vergonzosa cifra de las ganancias de las grandes fortunas durante esta crisis humanitaria, pero si esto se obsceno, aún lo es más en como la pobreza ha aumentado. Señores, señoras, esto no es humano, esto es una carnicería y una caza al más débil.
No me crean ingenuo, no. Si ya, a un porcentaje nada despreciable de políticos los considero de baja estofa, tampoco creo en aquellos que ofrecen soluciones fáciles a problemas complejos y mucho menos cuando sé –sabemos-, que esos problemas los han creado ellos directamente u obedeciendo directrices de dudosa moral y peor ética (espero que capten la diferencia filosófica). ¿Pero, de donde nos viene es perversa capacidad de hacernos daño? ¿Cuándo perdimos la razón como pueblo?
Ya para terminar, y refiriéndome a este país, del que deberíamos sentirnos orgullosos con sus defectos y virtudes, luces y sombras, contradicciones y paradojas; haré referencia a una frase que se le atribuye a Winston Churchill y en la afirmaba que: «los Balcanes es un lugar que produce más historia de la que puede digerir», aquí en España, la historia que estamos viviendo es sencillamente indigerible sin más paliativo.
Amigo mío, hay una diferencia entre participar e implicarse. En un plato de huevos fritos con chorizo, la gallina participa. El cerdo se implica. ¿Me comprendes? La leyenda del ladrón de Juan Gómez-Jurado.
Hasta luego
Paco Gil. Pacheco (@PacoGilBarbate).
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