Las moscas, esos seres tan insignificantes como molestos que, sin embargo, han formado parte, desde siempre, de nuestras vidas, aunque yo añadiría que, casi nunca de modo placentero. Resulta cuanto menos curioso como han recurrido a ellas personalidades de muy distintas ramas del saber para de alguna manera apuntalar determinadas teorías. Así por ejemplo:
Sócrates llegó a compararse con ellas cuando afirmaba que como ellas, él estaba aquí para molestar, para remover conciencias, para, en definitiva, despertar a la sociedad que frecuentemente corre el riesgo de quedarse dormida.
Tomás de Aquino, afirmaba que si todos los seres humanos, durante toda la historia, hubiéramos dedicado todo nuestro intelecto a estudiar a una sola mosca, todavía habría cosas que aprender de ellas.
La mosca vuelve a aparecer revoloteando, como no podía ser de otra manera, en la vida y obra de René Descartes. Se cuenta de él, que una vez el vuelo de una mosca lo distrajo, lo que hizo que se preguntara si sería posible determinar con precisión la posición de la mosca a cada instante. Se le ocurrió que, si imaginaba tres rectas perpendiculares entre sí y asignaba números a cada punto de la recta, la posición de la mosca podía ser determinada con absoluta precisión por tres números, uno en cada una de las tres rectas.
¿Es posible que fuese este el momento preciso del nacimiento de los ejes cartesianos? ¿El origen de la geometría analítica? Sea como fuere, este hecho no deja de ser más que una mera anécdota.
La controvertida y azarosa biografía de Descartes daría para rellenar muchas páginas en blanco. Su vida es una constante rebeldía con causa, una causa que ahonda sus raíces en la filosofía de la que afirmaba que «era la forma de vida más alta a la que podía aspirar un hombre», al mismo tiempo que menospreciaba la mera apariencia de saber sin poseer realmente ese saber.
A Descartes, se le considera el padre del racionalismo, de la geometría analítica y de la filosofía moderna.
Nace Descartes en Francia en 1596 y falleció en Estocolmo, Suecia, el11 de febrero en 1650 de una neumonía. De quebradiza salud, su educación transcurre en un ambiente católico y en una Francia inmersa en una serie de conflictos sociales y religiosos. Prácticamente desde que tiene uso de razón, puso en cuarentena todos aquellos conceptos en los que fue educado, llegando a revelarse contra ellos.
Fue un joven precoz como demuestra sus tres tratados - sobre música, hidráulica y geometría - que escribió entre los veintiuno y veintidós años. Su obsesión por aprender la dejó más que patente con esa afirmación que se le atribuye: «El estudio fue mi ocupación favorita».
Descartes rompe con el pensamiento filosófico de la Edad Media atenazado por la filosofía escolástica y demasiados dogmas que encadenan a la nueva filosofía científica emergente. No obstante, la fe sigue jugando un papel importante en el pensamiento de Descartes como prácticamente en toda la sociedad barroca del siglo XVII. El mar de dudas y crisis espiritual en que se encuentra el filósofo y matemático, por su pensamiento racional y librepensador, se ve agudizado por el control total que la Inquisición ejerce en todas las áreas del saber y particularmente en las ciencias. Una época en la que estaba tomando forma y fuerza la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico -los descubrimientos de Galileo Galilei- y de la que Descartes es un firme defensor.
Debido a todo ello Descartes se ve obligado a emigrar y lo hace a Holanda, un país más tolerante con las nuevas ideas, con los nuevos tiempos y teológicamente menos dogmático. Aquí vivió durante veinte años hasta que decidió trasladarse a Estocolmo, Suecia, en 1649 a petición de la reina Cristina de Suecia quien lo reclamó como mentor.
La duda es la permanente compañera de fatiga en la vida del filósofo, es esa constante en la vida de Descartes. Dudaba de todo, dudaba de los sentidos e incluso de esa distinción que a la ligera hacemos entre vigilia y sueño. Duda incluso de determinadas ideas matemáticas muy asentadas en la comunidad científica. Solía decir: «dudo de mi acto de dudar», es decir, «pienso luego existo».
El hecho de moverse entre la filosofía más profunda y ortodoxa y la ciencia contemporánea hace de él un hombre extraordinario, intelectualmente hablando. A su innato sentido filosófico de la vida une un espíritu empírico científico que hace que sea capaz de abordar diversas disciplinas relacionadas con las matemáticas, física y óptica.
El dudar de todo, como ya he señalado, es su auténtica seña de identidad, es la piedra angular de su vida y obra; y, aunque proponía, entre otras cosas, el volver a las fuentes primigenias, ni tan siquiera eso satisfacía su permanente duda.
El escepticismo metodológico es la punta de lanza de todo su trabajo, de todo su sistema matemático y filosófico, es decir, “establecer la duda” formulando la ecuación: «Racionalismo = Escepticismo».
Partiendo de la premisa de que sólo existe lo que puede ser probado, Descartes desarrolló el principio de matematización de la investigación científica y filosófica (Método Científico), basado en: a) La duda (duda metodológica); b) el análisis; c) la síntesis y, c) la comprobación. El desarrollo de este método supuso un hito para las ciencias, sin duda una ruptura con la línea de pensamiento reinante hasta ese momento y dio lugar a lo que con posterioridad llegó a denominarse: “Método Científico”
Descartes es considerado una de las figuras más importantes de la historia del pensamiento occidental.
Sus ideas han tenido un profundo impacto en la filosofía, la ciencia, las matemáticas y la psicología. Su legado continúa siendo muy relevante en la actualidad, y sus obras siguen siendo estudiadas y debatidas por filósofos y científicos de todo el mundo.
Ya el plano de las matemáticas, Descartes no sólo puedes ser considerado el fundador de la geometría analítica, sino que su contribución en otros campos de las ciencias es más que notable a partir de la aceptación de la teoría heliocéntrica, ruptura con el concepto de Universo cerrado y finito, la consolidación del mecanicismo y teorías matemáticas relacionadas con el movimiento; de tal manera que el Universo ya no se explica, como afirmaban los aristotélicos como un organismo casi biológico orientado hacia un fin, sino como un reloj en el que las distintas piezas encajan e interrelacionan formando un todo.
Todo ello no es más que el prefacio de lo que supuso Descartes y los racionalistas; quienes abrieron una puerta muy peligrosa para los intereses religiosos imperantes, y que, los teólogos no supieron o no pudieron ver.
La rama de las matemáticas conocida como cartesiana o geometría analítica hace referencia al sistema de ejes cartesianos desarrollado por René Descartes. Este sistema utiliza ejes perpendiculares para representar puntos, líneas y figuras en un plano, lo que permite la representación gráfica de funciones matemáticas y resolución de ecuaciones algebraicas y geométricas. Esto supuso una gran revolución en el estudio de las matemáticas y su comprensión, haciendo más intuitiva las relaciones que entre estos elementos se dan.
Un ejemplo sencillo de una expresión algebraica que trasladada al plano cartesiano supone una recta viene dada por la ecuación: f(x)=y=ax+b, en la que a es la pendiente y b la intersección de la recta en el eje y.
A continuación algunas gráficas que podrán documentar de forma más clara la geometría analítica o cartesiana.
Cometería una gran injusticia si cerrara este artículo sin hacer referencia a otro gran francés y matemático en sus horas libres (abogado de profesión), por lo que fue bautizado como príncipe de los aficionados): Pierre de Fermat. Parece que antes de que Descartes, fue él quien propuso la geometría analítica como forma de estudio de las funciones. Y si hoy hablamos de coordenadas cartesianas en lugar de fermatianas, es sólo por el mayor prestigio de Descartes. Tal fue el combate en el ring de las matemáticas que sostuvieron, que Descartes intentó, al principio, desprestigiarlo, sin embargo, más tarde se rindió a la genialidad de Fermat y le felicitó por sus métodos cualitativos que al principio había tachado de pocos rigurosos.
La inteligencia humana no está concebida para la verdad, sino para la supervivencia. Schopenhauer
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Descartes. Un filósofo más allá de toda duda. Jaume Xiol
Wikipedia
Podcast sobre René Descartes
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Hasta luego y suerte
Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate)
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