El alumno digital (II) y aula virtual

 


En mi anterior post, he escrito muy sucintamente y a modo de introducción, sobre el concepto y repercusiones sociales del “alumno digital”. Para quienes no lo hayan leído o simplemente como recordatorio, volveré a ello pero profundizando en una serie de conceptos inherentes a él y, al mismo tiempo relacionándolo con algo consustancial a todo alumno, un aula, pero que en este caso, no se tratará de un aula física como las que estamos acostumbrados a ver, sino un “aula virtual”, la relación biunívoca, entre ambos conceptos, se ha vuelto fundamental en el ámbito educativo, dado el modelo de sociedad tan digitalizado como el que nos ha tocado vivir. Somos la primera línea de combate, la punta de lanza para lo que queremos que sean nuestros hijos, nuestros alumnos, etc. Una responsabilidad tan ineludible como apasionante.

Escribía en ese artículo, que un alumno digital es un alumno que interactúa, aprende y se desenvuelve fundamentalmente en entornos derivados de las nuevas tecnologías. No se limita a usar dispositivos, sino a interactuar con ellos, al amparo del aprendizaje que ha recibido, o está en proceso de recibir, de las “competencias digitales” necesarias para navegar eficazmente en el ecosistema educativo digital. Creo que ha llegado el momento de hacer una breve relación de las competencias de las que debe dotarse el alumno digital:

- En primer lugar de un acertado criterio de búsqueda de la información, - algunos la llaman alfabetización informacional, a mí, particularmente me parece excesivamente presuntuoso-, de evaluación y de uso crítico y ético en los entornos digitales

- Habilidad para interactuar y trabajar en equipo, utilizando herramientas y plataformas en línea.

- Aptitud creativa para producir contenidos, desarrollarlos, distribuirlos y compartirlos en distintos formatos digitales.

- Dotarse de mecanismos que le permitan actuar de forma segura sin poner en riesgo su trabajo o el del grupo. La privacidad en línea es fundamental en este sentido.

- Capacitarse para identificar y resolver problemas técnicos o conceptuales que vayan apareciendo en su entorno de trabajo.

- Ser autodidacta, es importante a la hora de gestionar su propio proceso de aprendizaje y refuerzo, establecerse metas y tratar de alcanzarlas dentro del campo digital en el que desarrolla su actividad.

Tenemos que tener en cuenta, para obrar en consecuencia que, el alumno digital no es necesariamente nativo digital, pero sí es un ciudadano digital activo en su proceso de aprendizaje continuo, en permanente adaptación a las nuevas metodologías y herramientas que ofrece la tecnología.

El alumno digital actual, tiene un pasado muy reciente. En sus inicios, hace sólo una década, empezó a acceder a recursos educativos en línea: cursos, tutoriales, y otros muchos materiales digitales, fruto de la expansión de internet y los ordenadores; y aunque en este primer periodo, la informática con internet era simplemente una herramienta y una asignatura secundaria en el currículum escolar tradicional, ya se vislumbraba su potencial, permitiendo un mayor acceso a la información y al aprendizaje autodidacta.

Ahora, en el presente, el alumno digital es mucho más interactivo y participativo. Utiliza plataformas educativas, aplicaciones, redes sociales y recursos multimedia para aprender de manera personalizada y flexible. La tecnología facilita la colaboración, la evaluación en tiempo real y el acceso a una variedad de contenidos en diferentes formatos, haciendo del aprendizaje una experiencia más dinámica y adaptada a sus necesidades.

Y el futuro que le espera, - que nos espera - es simplemente apasionante, para lo que hay que estar preparado. Será, aún a riesgo de equivocarme, el alumno digital de mañana aún más inmersivo e inteligente, y preparado para usar, esperemos que adecuadamente, tecnologías como la realidad aumentada, la inteligencia artificial y la educación personalizada basada en datos, de todo ello he escrito con anterioridad en mi blog. Probablemente, tendrá un aprendizaje más autónomo, interactivo y adaptado a sus intereses, con experiencias educativas más envolventes y conectadas a un mundo cada vez más digitalizado y globalizado.

y, ojo, porque tendrá que gestionar datos extremadamente sensibles con el peligro que esto va a suponer para la seguridad individual del colectivo.



Al unísono con lo tratado en líneas anteriores se halla el concepto de Aula Virtual, tan manoseada y tratada con poco rigor por muchos ha dado lugar interpretaciones varias y no siempre acertadas, así que espero ser lo suficientemente sensible como para intentar tratar este tema con estricta austeridad de forma clara y concisa para el lector.

La transformación digital en el sector educativo requiere de un nuevo entorno de aprendizaje redimensionado y adaptado del aula presencial como hasta ahora la conocemos una virtual. Podría dar varias definiciones sobre el concepto de aual virtual y probablemente todas estarían muy cerca de la realidad mental con la que la imaginamos. Pero me voy a decantar por: “Un aula virtual es un entorno/espacio online compuesto de diversos medios, procedimientos, recursos y herramientas que, en su conjunto, favorecen el desarrollo formativo del alumnado al que vaya dirigido, sin la necesidad de un entorno físico”. Por tanto, para que el entorno que se genere sea un aula virtual como tal, debe permitir la disponibilidad de los recursos necesarios para el aprendizaje, la evaluación de lo aprendido, la comunicación, y con ello, todos los medios que faciliten un seguimiento, dinamización y apoyo del alumnado.

Para poder llevar a cabo un aprendizaje, con un mínimo de éxito, en un entorno digital se necesita contar con una tecnología que disponga de las herramientas necesarias. En este caso, LMS es el acrónimo de Learning Management System, en español, sistema de gestión de aprendizaje, y se trata, principalmente, de un software que posibilita la creación, gestión y organización de contenidos online.

Como reseñan Herrera, Gelvez y López (2018), las plataformas LMS ofrecen una serie de herramientas útiles para el aprendizaje:

Herramientas de gestión y distribución de contenidos. Que permiten almacenar, organizar, recuperar y distribuir contenidos en la plataforma.

Herramientas de administración de usuarios, son aquellas que posibilitan el registro de los usuarios/as y el control de acceso a los mismos.

Herramientas de comunicación. Herramientas para poder entablar conversaciones entre usuarios/as de forma síncrona o asíncronamente: chat, foros, tablón de anuncios, mensajería interna o por correo electrónico.

Herramientas de evaluación y seguimiento, que ayuden al docente a construir las evaluaciones dentro de la plataforma. Ofrecer multitud de tipos de preguntas: de selección múltiple, abiertas, verdadero o falso, completar y de relación, entre otras.

Personalización y adaptabilidad, con lo que la adaptación del contenido y las actividades a las necesidades del alumno.




Definidos ambos conceptos: alumno digital y aula virtual, queda armar el proceso de simbiosis que se tienen que dar necesariamente entre ambos..

Empezaré por la necesidad inexcusable de que el alumno disponga de un entorno, que haga que el alumno pueda ser considerado como un alumno digital, la necesidad inexcusable de formar parte de un aula virtual, lugar en el que el alumno sea capaz de aplicar sus competencias y desarrollar su aprendizaje; pertenecer a ese espacio que le facilite el uso de las las herramientas, los recursos y las oportunidades para interactuar digitalmente con el contenido, los docentes y sus padres.

Se afirma que, el aula virtual cobra vida con el alumno digital, y es cierto, un aula virtual, por muy sofisticada que sea, es solo una plataforma si no hay quienes que la utilicen activamente. Es la participación, la interacción, la colaboración y la autonomía del alumno digital lo que le da sentido y dinamismo al aula virtual, transformándola en un verdadero entorno de aprendizaje.

La experiencia de este tipo de alumno, dentro del aula virtual, genera datos y la necesaria retroalimentación para mejorar el diseño, la usabilidad y la eficacia del aula en sí misma, así como las medidas pedagógicas implementadas.

El desarrollo de nuevas funcionalidades en estas aulas, fomentan nuevas formas de aprendizaje, a su vez que, la evolución de las competencias de los alumnos digitales impulsa la innovación en el diseño y la oferta de las aulas virtuales.

Para acabar, me gustaría hacer una breve síntesis de lo expuesto, una síntesis que a modo de reflexión aúne los concepto que tanto hemos venido repitiendo:

El alumno digital y el aula virtual han evolucionado de manera conjunta a lo largo de la historia. En el pasado, la enseñanza a distancia era rudimentaria, con materiales enviados por correo y una interacción mínima. El "alumno digital" de entonces apenas tenía acceso a herramientas tecnológicas. El presente nos muestra un escenario radicalmente distinto: aulas virtuales robustas, plataformas interactivas y alumnos nativos digitales con acceso ubicuo a la información. Esto ha transformado la educación, permitiendo un aprendizaje flexible y personalizado. El futuro es ilusionante, con el potencial de la realidad virtual, la inteligencia artificial y el aprendizaje adaptativo para crear experiencias educativas inmersivas y altamente personalizadas, donde la brecha entre lo físico y lo virtual se difuminará aún más.

En un naufragio hasta las tablas más pequeñas pueden suponer la salvación. Lejos de Luisiana. Luz Gabás.

Las escuelas deberían estar a la vanguardia de la innovación y el progreso tecnológico, NO ser un lugar para preservar métodos de aprendizaje obsoletos y aferrarse a prácticas arcaicas que ya no son relevantes para el mundo en el que vivimos. Nicky Verd, Disrupt Yourself Or Be Disrupted

FUENTES CONSULTADAS.





Inteligencia Artificial en el ámbito EDUCATIVO retos y aplicaciones. Magister. Formación del profesorado.

Imágenes generadas por IA. (Geminis) 

Algunas de las afirmaciones aquí vertidas, han sido contrastadas por IA (ChatGPT y DeepSeek)


Hasta luego y suerte.

Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate)




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