TODOS A UNA: EL CORONAVIRUS


CONFINAMIENTO FORZOSO Y SOLIDARIO

Cualquier grupo social, sea del carácter que sea, debería sustentarse fundamentalmente en principios éticos y morales y no políticos; algo que se me antoja prácticamente imposible por la propia entidad del concepto de sociedad, Pero bueno, es una opinión y nada más.

Es obvio, que desde los inicios de los tiempos nos hemos agrupados en torno al más fuerte, evolutivamente el hombre va creando estructuras sociales más complejas y se hace inevitable la aparición de la polis y con ella los políticos. Resulta por tanto evidente aceptar el carácter político del ser humano como ente individual y como grupo. Así que se hace necesaria la aparición de unas estructuras organizativas que hagan posible la convivencia con los menores inconvenientes posibles, representada en forma de estado. Decía  Aristóteles, que la política es algo inevitable, que está presente  en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, el hacer que toda nuestra vida tenga como eje la política me parece no sólo un error sino una aberración intelectual. Sin acritud y mucho menos sin ánimo de ofender pienso que no es nada aconsejable ni mucho menos  saludable.

Cuando afirmo que sería cuanto menos deseable la ética la argamasa que uniese al individuo como unidad social, sólo estoy situándome en el plano de la razón de ser de ese ente social que no para de reflexionar y preguntarse por el por qué de las cosas y sus consecuencias.

Dejo por sentado el carácter eminentemente político del modelo social en el que vivimos y aparco adrede el carácter ético sobre el que desde mi  punto vista debería girar todo. No obstante, estos dos modelos no sólo no son excluyentes sino que se complementan. Dejo por tanto a criterio del lector este tema de gran calado intelectual.

¿Cuántas veces muchos de los que están leyendo este artículo no habrá tenido la tentación de entrar en política? Seguro que muchos. La política es un prurito difícil de domesticar. Sin embargo la gran mayoría de estos pronto se echan atrás, aleccionado sobre todo por el ejemplo de los políticos sin escrúpulos y las constantes refriegas entre grupos que rayan lo inaceptable, lo abyecto y lo obsceno. Es difícil encontrar, y no dudo que los hay y muchos, hombres y mujeres, que con un carácter marcadamente ético estén centrado en la búsqueda de soluciones globales para una mejor sociedad. Que es posible con total seguridad,

Son muchos los que dicen tener la solución a los problemas reales, pero pocos lo que las dan y, ¿sabéis por qué? Pues, porque no las tienen, Son mentirosos compulsivos o cuanto menos engañabobos, sin otra pretensión que medrar. Son seres repugnantes que no merecen el calificativo de político. El ser político lleva otras connotaciones más nobles, está directamente relacionado con ser “buena persona” simple y llanamente.

Si sometiéramos a tantos bocazas como anda por ahí suelto al “método socrático” con un simple: “Tú qué entiendes por…?, ¿Tú qué harías si…?; forzándole a dar una explicación sobre sus actos o definiciones, nos llevaríamos más de una sorpresa y veríamos con claridad cuánto fantoche anda suelto.

En estos momentos de confinamiento forzoso y solidario por el Coronavirus (Covid-19), nos hemos topado casi sin querer con una sociedad mucho más madura y responsable que nuestra clase política en general (siempre hay excepciones por supuesto), pero también nos hemos encontrado con una distopía social que ni en nuestras peores pesadillas imaginábamos vivir.

De pronto, y como sin querer la cosas, nos encontramos en medio de una situación que nos sobrepasa y que nos preocupa a día de hoy (20/03/2020, hoy hace seis días de confinamiento solidario y necesario), por su evolución claramente expansiva según nuestros más  optimistas  científicos. No sé si esto pudiera haberse previsto con algo más de antelación y amortiguar sus efectos, sinceramente creo que ha habido buena intención por parte de nuestros gobernantes, y sus asesores, que nos han mantenido informado con mayor o menor fortuna (a toro pasado  ya se sabe, salen augures malintencionados por doquier, cuya única preocupación es sacar rédito político de este grave problema humanitario, en lugar de unir fuerzas para vencer, porque lo venceremos sin duda alguna, a este maldito virus), pero claro, no es suficiente con tener buena intención; debemos reconocer que nos ha cogido con el paso cambiado y como dijo aquél, la mujer del césar además de ser honrada debe parecerlo.

Esta situación de miedo latente, que cada cual la sufre en silencio, aunque no lo vayamos voceando; me lleva con profunda tristeza a creer en la normalización de una sociedad totalmente distópica (ejemplo; Matrix, El cuento de la criada,... etc.) y que es en ella, imposible de imaginar hace tan sólo unos días, donde nos desenvolvemos  con mayor destreza, en contra de las leyes de la biología (el ser humano tiende a alcanzar la utopía) como el tramposo funámbulo que actúa con red para amortiguar la caída. Cualquier observador por poco avezado que esté en el comportamiento humano puede confirmar esta premisa.

Me gustaría  hacer llegar al lector, sin alarmismo, pero con la preocupación lógica de estos momentos, que la solución en gran parte a este grave contratiempo está en nuestras manos. Dejémonos de politiqueos baratos, absurdos enfrentamientos, disquisiciones filosóficas que no nos lleva a nada, y actuemos como en Fuente Ovejuna: “Todos a una”. Repito, en nuestras manos está vencer a este maldito virus, a esta mierda de bicho que ha irrumpido en nuestras vidas sin pedirnos permiso. De esto, estoy totalmente seguro saldremos reforzados como individuos y como sociedad.

Sería una pena que no fuese así, porque tenemos los mejores profesionales trabajando por y para nosotros, tenemos a los mejores no detrás ni delante, al lado luchando como héroes anónimos.

Dar las gracias desde aquí a nuestras autoridades, a todo el personal sanitario, personal de limpieza en general, transportistas, agricultores, pescadores, pequeños comerciantes, empleadas en las grandes y pequeñas superficies de alimentación, voluntarios, fuerzas del orden y de seguridad de Estado, Protección Civil, policía local, Cruz Roja, Ejército, niños pequeños y tantas y tantas personas que están luchando con todas sus fuerzas por matar a este asesino silencioso. GRACIAS A TODOS ELLOS Y SOBRE TODO GRACIAS AL PUEBLO ESPAÑOL. Es nuestro deber y obligación, dar una lección de unidad y solidaridad, de sacar lo mejor de cada uno. Tiempos vendrán en los que tengamos que depurar responsabilidades, y de plantearnos la necesidad de un sistema sanitario público mucho más acorde con situaciones de estas características, mucho más fuerte. Tiempos vendrán en que nos tengamos que pone en valor muchas cosas y sobre todo, replantearnos a nosotros mismos como personas. Ojalá salgamos más humanizados. Mientras tanto, por favor, aquellos que no estén dispuestos a sumar esfuerzos, que den un paso atrás, o que por lo menos entorpezcan lo menos posible. Ya está bien de fomentar la división y el odio, como algunos medios de comunicación hacen al margen de otros ineptos, irresponsables y malintencionados (sicarios del mal) a nivel individual.

No quiero dejar pasar este momento para acordarme de nuestros abuelos y abuelas, los más desprotegidos y a quien si cabe, debemos mimar con especial cuidado.
No me olvido, por supuesto, de expresar mi más absoluto reproche a otras voces de gran relevancia social por su poca implicación.

Como siempre dejo a lector la última palabra, la última reflexión. Al final siempre prevalecerá la verdad individual, su gran verdad.

No son los más fuertes de la especie los que sobreviven, ni los más inteligentes. Sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios. Charles Darwin. El Oriigen de las especies.

#COVID2019
#YoMeQuedoEnCasa
#EsteVirusLoPararemosUnidos
#QuedemosnoEnCasa
#NoPodráConNosotros

Hasta luego
Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate)




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