Momentos para sentirnos especialmente satisfechos

Cada vez que se aprueba una norma, una ley o un decreto de carácter meramente social, y cuyo objetivo final no es otro que  mejorar la vida - y obra -  del conjunto de la sociedad española, debe tomarse, siempre con la cautela que se requiere, como lo que es, un gran día, un gran momento, porque con ellas  continuamos el arduo camino de afianzamiento de los cimientos sociales sobre los que nuestra democracia se asienta, y los pilares de nuestro crecimiento como seres humanos de plenos derechos.  

El último de esos momentos y espero que no el único, nos lo dio el Parlamento cuando fue aprobada la Ley de la eutanasia. Nadie perdió ese día, todos salimos  ganando. Incluso la derecha más recalcitrante y siempre victimista, sentirá que nada pierde, continúa con los mismos derechos que tenían antes de la aprobación de la ley; sin embargo, se han afianzados sus derechos un poco más, porque a buen seguro que harán uso del mismo cuando lo necesiten y casualmente son ellos quienes más lo utilizan. Siempre ha pasado lo mismo, se oponen a un derecho que luego sobreexplotan en sus vidas privadas (véase ley del divorcio, ley del matrimonio igualitario, ley del aborto, etc). Podían aprovechar los carnavales para quitarse el disfraz, esa máscara de hipocresía que tanto rédito le ha venido dando. Bueno, de utopías nos nutrimos los crédulos.

 La verdad es que por muchas preguntas que me hago, nunca encuentro respuesta a cuestiones como esta: ¿Qué tienen estos señores en contra de los derechos sociales? No será que ven peligrar su status quo de toda la vida. No será que ven peligrar sus  fraudulentos privilegios.

La Ley de la eutanasia es fundamentalmente una ley de libertad individual. Quien no quiera hacer uso de ella está en su perfecto derecho, sin embargo habrá personas que en un terrible momento de su vida, tenga que recurrir, como última instancia a ella; pues bien ahí está, para que dentro de las restrictivas premisas que establece su redacción pueda ser utilizada sin que se criminalice a nadie. 

Me escandaliza profundamente aquellos que demonizan la ley de manera torticera. Porque en honor a la verdad hay leyes que nos ponen en el lugar que nos corresponden, nos mantienen con los pies en el suelo, nos afianza como seres humanos; y ésta es una de ellas.

Los logros sociales, en este bendito país, se han caracterizados siempre por ser rechazados por los partidos más conservadores, esos que inmediatamente lo usan y al final terminan aceptándolos y hasta incorporándolo a su ideario. Así pasó con la Jornada Laboral de ocho horas, con el Referéndum de la Constitución, con la Ley del Divorcio, con la del  Matrimonio Igualitario, etc.  Repito: Primero es una barbaridad y no se debe ni se  puede hacer, después se benefician de ella y al final terminan usándolas e intentando convencer, y a veces hasta lo consiguen, de que siempre estuvieron a favor. ¡Vaya cara dura!

Antonio Muñoz Molina, en uno de sus artículos decía que España, es un país propenso tanto a la amnesia como a la ignorancia. Este artículo nos lo viene a recordar tozudamente.

Así que leído lo leído, me voy a permitir la licencia de hacer hacer una pequeña relación, muy pequeña, de aquellos momentos especiales de los que deberíamos sentirnos especialmente orgullosos todos.

Aprobación del Sufragio Universal pleno en España. 1 de Octubre de 1933.

Aprobación de la Declaración Universal  de los Derechos Humanos. 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General, reunida en París, aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ocho naciones se abstuvieron de votar, pero ninguna votó en contra.

.Aprobación de la Declaración Universal de los Derechos del Niño. El 20 de noviembre de 1959, se aprobó la Declaración de los Derechos del Niño de manera unánime por todos los 78 Estados miembros de la ONU. Esta fue adoptada y aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante su resolución 1386 (XIV) en la Resolución 1386 (XIV).

Aprobación de la jornada laboral de ocho horas en España. Precisamente el Tratado de Versalles recomendó la jornada máxima legal de ocho horas diarias, cuarenta y ocho semanales. En España se implantó mediante el Decreto de 3 de abril de 1919, que fijó el límite de duración de la jornada de trabajo en ocho horas

Aprobación de la Constitución Española de 1978. La Constitución fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, siendo posteriormente sancionada y promulgada por el rey Juan Carlos I el 27 de diciembre y publicada en el Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre del mismo año.

Aprobación de la ley del divorcio en España.  En la tarde del 22 de junio de 1981 el pleno del Congreso de los Diputados aprobaba la Ley del Divorcio. La ley fue aprobada por 162 votos a favor frente a 128 en contra y 7 votos en blanco.

Aprobación de la ley del matrimonio igualitario entre personas del mismo género en España.  Con la aprobación definitiva de la ley el 2 de julio de 2005, España se convirtió en el xtercer país del mundo en legalizar el matrimonio homosexual después de los Países Bajos y Bélgica; Canadá lo haría pocos días después.

Aprobación de la ley del aborto en España. La ley entró en vigor el 5 de julio de 2010. En su Título II, artículos 13 y 14, se concreta la despenalización de la práctica del aborto inducido durante las primeras 14 semanas del embarazo. Durante este tiempo, la mujer podrá tomar una decisión libre e informada sobre la interrupción de su embarazo.

Aprobación de la ley de la Eutanasia. 17 de diciembre de 2020.

Se entiende que cada una de estas leyes no son más que herramientas para uso  y disfrute todos y cada uno de los ciudadanos del Estado Español.  Hay algunas que son de obligado cumplimiento y otras que sin embargo entran dentro de lo que sí es realmente el libre albedrío: educación, cultura y creencia. Con mi más profundo respeto. Pero ahí están, para no demonizar a nadie, para demostrar nuestra madurez como sociedad libre y democrática sin prejuicios ni perjuicios.

Como siempre, dejo al lector la última palabra, la última reflexión. Al final siempre prevalecerá, la verdad individual, nuestra verdad.

La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad. Epícteto. Filósofo estoico.


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Hasta luego.

Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate) 




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