UN POCO DE BUDISMO EN ESTOS DIAS TAN CONVULSOS
Bueno, con tanta introducción se me olvidaba lo más importante, y que tengo para vosotros tres cuentos. No sé si nos aportarán algo, es más, no sé si son incluso acertados, pero es siempre mi última intención el intentar que nos enseñen algo, y con ello ser cada día un poco mejores, o por lo menos intentarlo. Ahí los lleváis
El perdón de Buda
Buda tenía un primo perverso, se llamaba Devadatta, siempre estaba celoso y se empeñaba en desacreditarlo.
un día, mientras Buda paseaba tranquilamente, Devadatta arrojó a su paso una pesada roca con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca cayó al lado de Buda y no le hizo daño.
Buda se dio cuenta de lo sucedido
pero permaneció impasible, sin perder la sonrisa. Días después, volvió a
cruzarse con Devadatta y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, este le
preguntó:
– ¿No estás enfadado?
– No, claro que no.
Sin salir de su asombro, Devadatta
le preguntó el por qué.
Buda le dijo:
– Porque ni tú eres ya el que arrojó
la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada.
Moraleja: Para el que sabe ver, todo es
transitorio; para el que sabe amar, todo es perdonable. No es sano ni
inteligente quedarse atados al odio y el rencor porque estos sentimientos solo nos hacen daño.
Es importante ser conscientes de que la vida está en continuo cambio y que
necesitamos dejar las malas experiencias en el pasado. Solo a través del perdón
logramos liberar nuestro resentimiento y continuar adelante.
Un criado y un amo con mal genio
Un criado estaba expuesto todos los
días al carácter irascible de su amo. Un día, el señor volvió a casa de muy mal
humor, se sentó a comer y al hallar la sopa fría, montó en cólera y arrojó el
plato por la ventana.
El criado, a su vez, arrojó la
carne, el pan, el vino y, por último, el mantel y los cubiertos. El amo montó
en cólera:
– ¿Qué haces, insensato?
– Perdone señor – respondió con
seriedad el criado. – Creía que hoy deseaba comer en el patio. ¡Todo es tan
apacible y el cielo es tan sereno!
El amo reconoció su falta, se
disculpó y le agradeció interiormente al criado por la lección que acababa de
darle.
Moraleja: A lo largo de la vida, cualquiera nos puede hacer daño. No podemos hacer nada al respecto. Pero podemos decidir por quienes sufrir. No son las acciones en sí las que causan sufrimiento sino el significado y la importancia que les otorgamos. Si respondemos a la violencia con violencia, esta crecerá. Si respondemos a la violencia con tranquilidad, esta se aplacará.
El halcón que no podía volar
Un rey recibió como obsequio dos
pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.
Pasados unos meses, el instructor le
comunicó al rey que uno de los halcones estaba educado pero que no sabía qué le
sucedía al otro. Desde que había llegado al Palacio, no se había movido de la
rama, hasta tal punto que había que llevarle el alimento.
El rey mandó llamar a curanderos y
sanadores pero nadie pudo hacer volar al ave. Entonces hizo público un edicto
entre sus súbditos y, a la mañana siguiente, vio al halcón volando en sus
jardines.
– Traedme al autor de este milagro –
pidió.
Ante el rey apareció un campesino.
El rey le preguntó:
– ¿Cómo lograste que el halcón
volara? ¿Acaso eres un mago?
– No fue difícil – explicó el
hombre. – Tan solo corté la rama. Entonces el pájaro se dio cuenta de que tenía
alas y echó a volar.
Moraleja: A veces, es necesario quedarse en la rama para recuperar fuerzas pero si nos quedamos en la zona de confort durante mucho tiempo, jamás sabremos cuán lejos habríamos sido capaces de llegar. Por eso, en ocasiones necesitamos que alguien nos corte la rama o tener el valor de cortar la rama a los demás. Asegúrate de no ser tú quien dificultes el vuelo a otra persona o de que otra persona no te impida volar.
Cuentos extraídos de la página. Rincón de la Psicología. Blog de Psicología.
La vida es la suma de todas tus decisiones. Albert Camus
Hasta luego
Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate)
Comentarios
Ya estaba echando en falta alguna de tus publicaciones.