Hoy hace un año. El 25 de septiembre de 2019, escribí un artículo que titulé: “El chismorreo como elemento de cooperación y evolución de la especie humana”.
En él hacia fundamentalmente referencia a la cuestión desarrollada por Yuval Noah Harari, de cómo el chismorreo ha sido, entre otras muchas, causa de la evolución del lenguaje dentro de la especie del género sapiens.
Esbozaba en él el carácter eminentemente social de esta herramienta cultural tan extendida en el género humano, herramienta de uso cotidiano aún en estos tiempos, aunque algunos no sientas el más mínimo rubor en negarlo.
De cómo hemos podido urdir mitos, propagarlos de forma más o menos acertada, de actuar de elemento de cohesión social, de cooperación y de confusión en el sentido de que el relato pierde el sentido de su génesis de tanto usarlo.
Con el objeto de no extenderme demasiado os recomiendo que leáis el artículo citado (El chismorreo como elemento de cooperación y evolución de la especie humana) y como siempre os invito a que saquéis vuestras propias conclusiones.
Sin más preámbulo intentaré hilar este nuevo enfoque que, por supuesto no pretende ser una segunda parte de nada. Sencillamente pretendo hacer un llamamiento a la responsabilidad, reflexión y cautela antes de dar el "click" definitivo.
A nadie se le escapa la maravillosa aventura tecnológica en que nos vemos envueltos y en esta vorágine, de excepcionales acontecimientos, ocupa un lugar en el podio de honor, sin duda alguna, los medios de comunicación social y más concretamente las Redes Sociales. Hoy es difícil encontrar a alguien que no esté conectado con alguien, lo que entre otros muchos efectos produce el que no seamos ajeno a nada ni a nadie, al chismorrero con o sin fundamento. La proliferación y propagación de este fenómeno lo ha hecho de forma exponencial; como esporas invasoras de ese espacio vital que constituía nuestro hábitat natural.
Con toda probabilidad, este fenómeno de información y desinformación de masa ha encontrado el lugar idóneo de incubación y desarrollo, el caldo de cultivo por excelencia en Internet y en las Redes Sociales su vector de propagación más eficaz.
Es precisamente en esta zona de confort intelectual, de rebelde de sofá y de falsa seguridad personal, donde muchos de los usuarios, no sólo se desnudan impúdicamente revelando su verdadera identidad, sino que reafirman su personalidad y dan rienda suelta a otros tipos de conductas que, sin la falsa seguridad de la soledad serían incapaces de protagonizar.
Está claro qué es lo que no debe ser las Redes Sociales, porque además de lo descrito en el párrafo anterior, es una herramienta de control. Basta un simple “click” para que se nos abra todo un mundo de nuevas posibilidades, una ventana a la aventura infinita de la información instantánea, de satisfacer nuestra insaciable sed de curiosidad, pero es justo en ese momento del “click” cuando perdemos toda posibilidad de control. Pasamos de controlar a ser controlados.
Discrepo profundamente de quienes piensan que Internet ha creado un nuevo tipo de individuo. Ha creado eso sí, un nuevo modelo de sociedad y una manera distinta de relacionarnos y vivir, pero somos nosotros en última instancia, con nuestras actitudes, conocimientos y educación, los que modelamos el espacio vital en el que nos desenvolvemos llámese real o virtual. Las Redes Sociales, actúan de espejos,nos reflejan y nos enfrentan con nosotros mismos; evidencian nuestras acciones y contradicciones y en ocasiones dan riendas sueltas a esos egos atrapados en el subconsciente.
Hay algo que el osado usuario en la mayoría de las ocasiones olvida y es que se puede encontrar, aún estando hiperconectado, solo ante el mundo y es para tener un poco de miedo. Sí, ese miedo que todos conocemos como anticipo de un peligro.
Esta conducta está probablemente alentada porque no nos damos cuenta que estamos dejando escapar las cosas más importantes de la vida mientras nos quedamos imaginando mundos paralelos que nos resultan mucho más atractivos que el real. Y esta forma de ser y de ver la realidad no tiene edad. Por eso cada vez se hace más patente aquello de que: "todos vivimos una misma realidad, pero cada uno habitamos en nuestro propio mundo”
Pudiera parecer que tengo una cierta aversión o visión altamente negativa sobre las Redes Sociales, pero no os engañéis,nada más lejos de la realidad; como auténtico enamorado de las nuevas tecnologías de la información y comunicación me parece de una importancia y trascendencia sin precedente, uno de los grandes hitos de la historia. Hemos conseguido algo muy importante y deseado desde el inicio de los tiempos: sentirnos más cerca los unos de los otros. Hemos conseguido que podamos compartir anhelos, información, problemas, soluciones y otras muchas cosas de tú a tú, en tiempo real prácticamente. El poder interactuar de esta manera tiene un valor incalculable y sin precedente, que no todos somos capaces de valorar en su justa medida. Pero ojo, como todo en esta vida tenemos que pagar el peaje correspondiente por ello, éste será más liviano cuanto de forma más cauta e inteligente las usemos, así que bajo mi punto de vista el sentido común es de vital importancia . Podemos caer en el error de que estamos muy acompañados cuando en realidad estamos solos con nosotros mismos y no siempre es uno el mejor compañero. Pensad que nos falta algo tan básico como es el calor y el afecto humano. Así que cuidado porque podemos encontrarnos solo ante el peligro.
Normalmente y en nuestra vida cotidiana llevamos a cabo una acción como respuesta a una reflexión, a una interiorización. Sin embargo sucede, en este vertiginoso mundo de acción y respuesta inmediatas, que se invierten los términos, la acción puede ser la consecuencia de una mala o indeseada respuesta. ¿O no? Cuántas veces no nos habremos arrepentido de haber dado un click inoportuno a una información que luego no resultó ser veraz. ¿Cuántas veces no habremos escrito algo de lo que inmediatamente nos hemos arrepentido? Así es el mundo actual, el de las respuestas inmediatas, irreflexivo y por tanto de responsabilidad difícil de evaluar. Es muy difícil pasar de la tragedia a la comedia sin tener que asumir consecuencias.
“No siempre una sociedad democrática tiene soluciones democráticas para un problema surgido por el ejercicio democrático de sus ciudadanos. Ensayo sobre la lucidez. José Saramago”
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Hasta luego.
Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate)
Comentarios
Clases escolares,consultas médicas. Etc. No,el peligro, no está en la máquina,como siempre,el peligro está en su uso. Por supuesto, que cuanta más facilidad tenga para crear y extender un bulo una persona u organización que desee hacerlo,con más certeza lo hará,pero su expansión depende de cada uno de nosotros haciendo o dejando de hacer el famoso "Click".
Las máquinas,solo tienen sobre mi el poder que yo les conceda. No me preocupan lo que pongan en TV, o la rapidez de transmisión de un ordenador,mientras disponga de un botón de apagado. Gracias como siempre por compartir tus conocimientos.Pensamientos.