LOS PITAGÓRICOS



Este artículo tiene su versión en audio en el episodio 2 del Podcast Radical Barbatilo, a partir del minuto 11:05.

Surge el movimiento de los pitagóricos allá por la segunda mitad del siglo VI  a.C., y se extiende con sorprendente rapidez por toda la Magna Grecia, es decir, por las colonias griegas de la península itálica y Sicilia. El epicentro de esta doctrina podemos situarlo inicialmente en Crotona y en un tiempo récord formó una élite político-intelectual que asumió pacíficamente el control de ciudades-estados como: Crotona, Sibaris y Tarento entre muchas otras.

Sin embargo este relato quedaría huérfano si previamente no hiciéramos un inciso para hablar de su fundador, Pitágoras, quien más que un líder fue considerado por sus seguidores, como un semidiós.

Son varias las fechas que se barajan para su nacimiento, nosotros la vamos a situar en el año 569 a. C, por ser la más consensuada entre sus estudiosos. Nace en la isla de Samos y dado que Jámblico (filósofo griego considerado neoplatónico y neopitagórico) afirma que Pitágoras falleció a los noventa y nueve años, podemos situar este acontecimiento poco después del 480 a.C.

Pitágoras no sólo pasó por ser unos de los hombres más sabios de su época, también fue de los más poderosos y por qué no decirlo, de los más misteriosos. El aura de misticismo hermético que rodea a su persona y a su escuela aún perdura en nuestro tiempo.

La primera parte de su vida se la pasó viajando en busca de nuevos conocimientos. Aprende de los mejores maestros griegos como Anaximandro y Tales de Mileto. En Egipto se empapa de la sabiduría de los mejores matemáticos y geómetras. En Mesopotamia, bebe de las más ricas fuentes intelectuales de los magos caldeos y de los babilónicos aprende aritmética, astrología y geometría.  Al final se estableció en Crotona, al sur de Italia en donde fundó su escuela. Escuela que con el devenir de los años llega a ejercer una gran influencia política, como demuestra las revueltas populares que hubo; quemaron sus propiedades y centros de enseñanzas y fue expulsado de Crotona estableciéndose en Metaponto, donde murió.

Aún así y todo, es muy poco lo que se sabe de Pitágoras. Muchos de los hechos que se le atribuyen pertenecen más bien al género de la especulación que a una verdadera base historiográfica; sin embargo no por ello el personaje pierde un ápice de su influencia en el pensamiento universal desde la Grecia  Clásica hasta nuestros días. Pitágoras es uno de esos personajes históricamente inmutable en su esencia y nadie discute su influencia en el pensamiento humanístico de todos los tiempos. 

Sin embargo en clara alusión a lo difícil que es diferenciar las enseñanzas del maestro de las de sus discípulos, ya desde la antigüedad se habla de los Pitagóricos. Se cree que el centro de enseñanza o instituto creado por Pitágoras  en Crotona, fue bautizado con el nombre de “El templo de las musas”, en donde no sólo se enseñaba matemáticas sino también otros conceptos mistéricos, pero siempre asociados a los números.

La escuela pitagórica era una especie de orden religiosa o hermandad con los ritos iniciáticos propios de estos tipos de agrupaciones, en las que primaban una gran cantidad de reglas regidoras de la convivencia y conductas.

Por encima de cualquier otro precepto de la hermandad primaba el secretismo más absoluto. Hacían un voto de secreto tan estricto que ni siquiera podían poner por escrito sus principales descubrimientos. Así por ejemplo, se le atribuye a este movimiento el descubrimiento de los números irracionales y se cree que el pitagórico Hipaso de Metaponto reveló el secreto y, según la leyenda, fue ahogado por no mantenerlo.  Sin embargo, hay  indicios más que suficientes para afirmar de que fue Filolao, filósofo pitagórico y presocrático, quien publicó obras de su escuela por escrito.

Aún hoy día se hace tremendamente complicado diferenciar las enseñanzas originales de Pitágoras de la de sus seguidores a lo largo de los años. No obstante, en lo que todos están de acuerdo es en que para Pitágoras, y por ende para su escuela,  el principio de todo, y por tanto el núcleo central de su filosofía es el número, eje sobre el que gira también el concepto de Universo armonioso y musical.

Para los pitagóricos las reglas numéricas regían cualquier fenómeno relacionado con la ciencia en general;  ya sean astronómicos como biológicos y otros, en principios tan peregrinos, como  la justicia, la inteligencia, etc.; el principio y fin de todas las cosas es el número. Sostiene esta filosofía que el número no es un ente abstracto, sino que es algo real, tangible y tiene su origen en los conceptos de número par e impar.

Enumerar las muchas  propiedades asignadas a los números por  Pitágoras y sus seguidores se sale de esta corta narración, sin embargo sirva como muestra  algunas de ellas:

  • El número 1 no es par ni impar, ya que de él proceden todos los números.

  • El 2 la díada, significa la diversidad, lo indefinido. Se consideraba el principio femenino y significaba el lado izquierdo.

 

  • El 3, la tríada, era la unión de los dos anteriores, símbolo por tanto de la armonía y perfección. Se relacionaba con el tiempo y se consideraba el principio masculino.

 

  • El 4, la Ley Universal, la justicia inexorable. Ya que 4=2+2, era considerado la clave de la naturaleza y el hombre.


Y para no alargarme más, tomemos el número  10, la década o tetraktys, un triángulo equilátero, símbolo de Dios y del Universo. Considerado como la encarnación de la perfección, puesto que los cuatro primeros números contenían la escala musical (10  = 1+2+3+4). En palabras de Aristóteles, la síntesis de “toda la naturaleza del número”.


 

Decía, que no es materia de este relato el prodigarme mucho más en las propiedades atribuidas a los número por los pitagóricos, sin embargo, abro una ventana a la curiosidad e investigación de todos aquellos que estén interesados. No les decepcionará con toda seguridad.

 

Para ir terminando, sería pecado capital obviar el teorema por el que universalmente es conocido el fundador de esta escuela: El Teorema de Pitágoras. Está documentado que dicho teorema ya era conocido por otras civilizaciones anteriores y más concretamente por los egipcios y por los babilónicos, sus construcciones arquitectónicas así lo atestiguan. Sin embargo, entra dentro de lo probable que fuera Pitágoras el que por primera vez lo demostrara o al menos lo divulgara.





Tampoco debemos pasar por alto otras fuentes filosóficas de las que bebió la Escuela Pitagórica, fuentes de marcado carácter gnóstico como el Orfismo, de donde toma otro de sus principios fundamentales, la migración de las almas, a través de la ciencia y la práctica moral y llegar hasta la Divinidad que hacían coincidir con el número siete y no con el uno como con posterioridad hicieron los neopitagóricos.

 

Aprovecho este momento para animar al oyente a investigar sobre las particularidades del número siete, que son muchas, como muchos son los matemáticos y aficionados, a adentrarse en su estudio.

 

Y para finalizar indicar que buena parte de ese misticismo numérico que caracteriza a los pitagóricos viene representado por el pentagrama místico de Pitágoras, un diagrama simbólico esencial del esoterismo geométrico de este movimiento y muy extendido desde la antigüedad hasta bien entrado el siglo XVIII. Un pentagrama muy relacionado con la proporción áurea por la forma en que se obtiene y que podría ser tema de otro episodio.

 

ANÉCDOTA. "LA COPA ANTIAVARICIA O COPA  JUSTA"


Desde la más remota antigüedad, se les ha ofrecido a los trabajadores, después de una agotable jornada de trabajo, un trago de vino para recuperar fuerzas. Sin embargo, siempre estaba el típico ávaro, que abusaba y bebía más de la cuenta dejando a algunos de sus compañeros sin el revitalizante y tonificante líquido.  Ellos eran los que se servían el vino, y lógicamente su codicia les hacía rebosar la copa, sin que nada ni nadie, les frenara su egoísmo.


Para poner solución a este problema, Pitágoras diseño esta vasija anti avaricia, muy acorde con las más modernas campaña actuales de beber con moderación.

Cuando Pitágoras la presentó a los trabajadores, la llamó la “vasija justa” o “copa justiciera”, ya que cuando el vino sobrepasa la línea marcada, la copa se vacía por completo, castigando la codicia. Sin lugar a dudas, una tremenda lección para aquellos que profanaban el noble objetivo de compartir el vino entre todos.

Más información sobre la copa, en:  https://www.cursocatadelvino.com/conoces-la-copa-de-vino-que-castiga-la-codicia/


Educa a los niños y no será necesario castigar a los hombre. Pitágoras

Otras temas relacionados:










El significado de los números. Los Pitagóricos.


Hasta luego y suerte.

Paco Gil Pacheco (@PacoGilBarbate)





Comentarios